De toda la vida, en el puente que ahora viene, quien tenga puente, claro, se ha subido a la sierra a coger el monte para hacer el portal de Belén. Que había hasta quien pegaba un buen tajo y se traía un pinito para su casa, que eso lo he visto yo de nene. Eso ya no se puede hacer, por suerte, que el campo no está para hacer lo que nos dé la gana, que hay que respetarlo como se merece, si queremos que nos dure mucho tiempo. Y el nuestro es de los más bonitos que hay.
La verdad es que cuando se acercan estas fechas yo me acuerdo de muchas cosas de cuando era chico, que anda que no hemos cambiado, que ya casi nada es como era antes y eso yo no sé si es bueno o es muy malo, o también puede ser que hayan cambiado muy poco las cosas, o que han cambiado menos de lo que imaginamos y ya me estoy liando, bien liado, con tanto cambio. Por estas fechas, junto al jardín del Alpargate ponían un corralón lleno de pavos, pero tela de pavos, no se pueden hacer ustedes idea, y allí íbamos a comprarlos. Y claro, los comprábamos vivos, lo que yo les diga, que eso habrá algunos jovencitos que no se lo podrán creer pero es lo cierto, vivitos y coleando, y ya ves tú luego el mal rato que te tenías que dar en tu casa, que no veas como era la historia. Por eso, los de cierta edad, y con eso no quiero decir que sea viejo, ni mucho menos, faltaría más, que todavía me queda carrete para rato, hemos visto más de un pavo volando descabezado por el patio de luz o por mitad de la calle, como en una de esas películas malas que nos ponen a la hora de la siesta, lo que yo les diga, que no estoy exagerando.
Eso sí, con uno de esos pavos, que siempre los escogíamos bien gordos, bien cebados, mi madre sacaba comidas para un mes, o puede que más, que eso sí que era ser una auténtica masterchef, y no los que salen en la tele, que tienen de todo y encima los mejores aparatos. Antes no, ni mucho menos. Mi madre hacía una sopa que ustedes no se pueden ni imaginar, que eso reanimaba a un muerto, una cosa. Una sopa, por cierto, que mi hermana hace casi igual, pero ya no tenemos que matar el pavo en casa. Menos mal, también es verdad, que en eso yo creo que hemos ganado, que vaya mal rato que pasaba yo, que aunque no quería mirar, y hasta me tapaba los ojos, siempre lo acababa viendo. En fin, que los pavos lo siguen pasando regular por estas fechas, pero nosotros ya no lo vemos, y eso tendrá de bueno muy poco, o mucho, depende del interesado, claro. Para el pavo me temo que cosa sigue siendo igual.
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