Aunque oscurece más pronto, que a eso de las 9 ya es de noche, de otoño, o parecido al otoño, sólo hemos tenido un día, que lo demás ha sido verano, o sigue siendo verano, que ya no sé la de meses que llevamos de verano, que yo creo que nos van a faltar dedos de las manos a este paso. Pero bueno, que luego nos quejaremos del frío, que aquí cae de lo lindo, que eso de quejarnos se nos da mejor que bien.

Yo no sé ustedes, pero es que yo me planto en octubre y se me mete un gusto a sofrito en la boca que ustedes no se pueden ni imaginar, pero una cosa mala, es que ya no pienso en otra cosa. Sobre todo después de haber tenido un mes de septiembre tan largo como hemos tenido, que vaya cosa larga y larga, que yo no recuerdo un septiembre tan largo en todos los días de mi vida. Aunque puede que eso sea lo que nos pasa siempre, como por ejemplo con la calor, que no nos acordamos de un año para otro, que no digo yo lo contrario. A lo que iba, que me enredo y acabo en esos cerros de Jaén que se nombran tanto en estos casos, que tengo muchas ganas de un buen perol, que es lo que me pide el cuerpo, aunque de momento no lo pida el tiempo, que ya espero que quede poco. Pero un perol como está mandado, que yo los empiezo a vivir dos días antes, cuando nos juntamos para ir a comprar las cosas, que todo eso también se disfruta, por lo menos yo lo disfruto y una auténtica barbaridad, que nada más me gusta que hacer la lista de un perol, pero tela marinera.

Mis amigos del barrio me ven y se ponen a temblar, porque me conocen y ya saben la que me traigo entre manos, y es que ellos son más de esperar hasta el día de San Rafael, como dicen que dice la tradición, aunque eso no esté escrito en ningún papel, me parece a mí. Y es que si septiembre se me ha hecho largo, no sé lo que me puede pasar con estas más de tres semanas que todavía quedan, que me conozco y me acabo poniendo de los nervios, que ya podrían haber puesto el día del Pilar como arranque de los peroles, digo yo, por lo menos para aliviar a los fatigas como yo. En fin, que sea como fuere ya queda menos, o con eso me tengo que contentar de momento, así que mientras tanto que me dé alguna alegría nuestro equipo, que vaya rachita que lleva. Habrá que escuchar poesía, o eso dicen, que es lo que toca por estos días, que hay poetas por todas las esquinas, y que no falten, que en Córdoba siempre hemos tenido muchos y los mejores, que aunque yo no los haya leído ahí están, o eso dicen.

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