Hoy no voy a hablar de nuestro equipo, porque cada vez que lo hago nos llevamos un sofocón, y vaya que alguien se crea que soy el gafe y ya es lo que me faltaba, que cara de gato negro todavía no tengo. Pero la verdad es que la cosa está que arde, que no podría haber tenido el hijo peor momento para heredar la presidencia del padre, que vaya tela, que ya nadie habla de ascenso, no, que cuando se ve el pozo tan cerca mejor callarse la boca y tomar aire, por si las moscas.

Imagino que más de uno y de una se quedarían pasmados hace unos domingos cuando conté lo que me pasó con Soraya, y con los dos besos en los labios que me plantó. Como poco, tan pasmados como yo, que todavía lo sigo estando. No les miento si les digo que todavía no lo hablado con ella, que en verdad es como si no hubiera pasado nada o como si todo hubiera sido una cosa que me he inventado yo. Y para mí que no me lo he inventado, que pasó, claro que pasó, que hasta Cayetano nos pilló, y anda que no me está dando la matraca desde entonces, pero tela marinera, que cuando se pone pesado no hay quien le gane al puñetero. También es normal, que es la misma que le estaría dando yo si hubiera sido al contrario, que estas cosas entre amigos es de lo más normal, me parece a mí. Lo que pasa, y espero que ustedes me comprendan, es que el hablar de estas cosas es muy difícil para alguien como yo, que si fuera hablar de peroles y de cosas de mi Córdoba bendita, el primero, pero de algo que no sé, pues que me da cosa, porque lo más seguro es que acabe metiendo la pata, como poco.

Ya no sé yo si Soraya tiene más experiencia que yo, que nunca me he atrevido a preguntarle si ha tenido algún novio antes, y ella tampoco me ha dicho nunca nada, esa es la verdad. Lo normal es que haya tenido, que es una mujer aparente y a buena persona y a educada no hay quien la gane, y seguro que alguien se ha fijado en ella antes que yo, y seguro que más de uno. Yo no oculto que me encantaría que fuera mi novia y poder presentarla así, que no digo nada nuevo, que con la edad que voy teniendo es lo que pega, y con esto no quiero decir que yo haya sido hasta ahora un viva la vida, que siempre me he mantenido en el orden. Pero que me apetecen otras cosas, eso que llaman cariño y que a veces cuesta tanto encontrarlo. Por eso me sigo acordando tanto de esos dos besos que me dio, que los siento a cada momento, y perdonen si me estoy poniendo de azucarado como el cuello de una botella de anís, pero es lo que siento. Y no creo que sea malo, todo lo contrario.

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