Análisis

Teodoro león gross

Encuestas para ser segundo

Con estas elecciones sucede como con el Dream Team de la NBA en los noventa, aquel equipo de Magic, Jordan y Larry Bird en 1992, o de Shaquille, Barkley y Pippen en el 96: la primera plaza estaba asignada antes de comenzar y el interés de la competición pasaba por quién sería segundo. Esto sucede con el 2-D. Descontado el triunfo del PSOE, aunque habrá que valorar la medida de su retroceso, porque llevar el partido a la cota del 30% podría suponer -poniéndonos churchillianos- el principio del fin, lo apasionante es lo que pueda ocurrir detrás.

La izquierda respira tranquila, pero no del todo. Parece impensable, por supuesto, que la derecha pueda acumular el ticket de 55 escaños que da las llaves de San Telmo. Y AA ha fijado posiciones: nunca va a facilitar un Gobierno de derecha. Pero la doble A, sobre todo si desbordan el 20%, pondrá un precio alto a la investidura. Y nadie descarta la fórmula CUP: reclamar la cabeza de Susana Díaz por coherencia, ya que ellos hablan de "el susanismo de derechas". Aunque el PSOE salga con la confianza del Dream Team, ese futurible es inquietante.

En la derecha hay más estrés porque el PP siente el aliento Cs. Eso explica que cometan demasiados errores. Hay coincidencia en que los dos pelean en torno al 20%-22% y proliferan los indecisos. Casado se ha instalado en Andalucía a medirse con Rivera y Sánchez, no con Susana. Respecto a ésta, ya asume que va a devorar a Moreno Bonilla, y eso despejará el paso a los casadistas. Rivera y Arrimadas, o, mejor dicho, Arrimadas y Rivera, conectan mejor, y el discurso ERES=Gürtel funciona. Si Cs supera a PP, recuperarán el pulso perdido con la moción que frenó su ascenso irresistible.

Hay muchas peleas apasionantes, aunque ninguna sea por el nº1.

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