Todas las encuestas coinciden en lo básico: triunfo de Pedro Sánchez por mayoría relativa y equilibrio de fuerzas entre la derecha y la izquierda, pero con ventaja de la izquierda, que, además, tiene a su favor un factor que puede resultar decisivo. No es otro que la posibilidad de ampliar el ámbito de sus apoyos hasta las opciones nacionalistas. PSOE y Podemos están en condiciones de pactar con ERC, por ejemplo y componer una mayoría parlamentaria, mientras que PP, Ciudadanos y Vox no lo están. Si no suman entre los tres los 176 escaños precisos, seguirán en la oposición. Porque carecen de margen de maniobra.

Esta vez sí que la fragmentación del centroderecha le pasará factura. Mientras en el bloque de la izquierda la hegemonía del PSOE sobre Unidas Podemos es indiscutible y el trasvase de votos ha resultado ser unidireccional a favor de los primeros, la irrupción de Vox ha escindido completamente el campo conservador y las transferencias de votos hacia la ultraderecha afecta tanto al PP como a Cs. La diferencia con Andalucía es que el número de escaños a repartir ahora en muchas provincias es tan escaso que los votos de la derecha más minoritaria en cada caso se perderán. No le darán para lograr un solo diputado en esas circunscripciones poco pobladas, pero restarán los suficientes al bloque de derechas para perder las elecciones allí donde el PSOE sea mayoritario. Que lo será en muchos sitios.

Ante los inconvenientes y peligros que para algunos, o para muchos, conllevaría un gobierno de Sánchez e Iglesias respaldado por Oriol Junqueras, sólo se me ocurre una respuesta: si abiertas las urnas salen estas cuentas, la alianza se hará. Como se hizo tras las elecciones del 2 de diciembre en Andalucía: PP, Cs y Vox sumaban mayoría absoluta de escaños y pactaron sin mayores escrúpulos. Ningún argumento pesa más en un escenario poselectoral que los resultados electorales. El precio a pagar por Sánchez, simplemente, se intentará regatear, y en el regateo no serán lo más importante las consecuencias para España. El inexplicable Albert Rivera cerró cualquier salida alternativa.

Todo eso si todas las encuestas no fallan de nuevo.

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