Nadie hubiera imaginado hace unos años, cuando triunfaban en España las telenovelas latinoamericanas, que el siguiente mercado en triunfar en nuestro país sería el turco. Pero los datos de audiencia se imponen. Durante los dos últimos cursos, las ficciones otomanas han desplazado a aquellas como las favoritas de los espectadores. La primera en estrenarse fue Fatmagül en Nova, en enero de 2018. Precedida por su éxito en varios países, la ficción se convirtió en el fenómeno del año obteniendo un 4,1% de share y 744.000 espectadores de media. Aquello no sólo propició el desembarco de nuevas series turcas a Nova sino que su rival Divinity, hasta entonces poco dado a emitir telenovelas, también se fijó en dicho mercado y no dudó en variar su programación hasta el punto de que ahora el 26% de su parrilla actual se basa en este tipo de ficción.

Actualmente, Nova emite a diario Las mil y una noches, Amor prohibido, Elif y los domingos Madre, otro éxito. Divinity, por su parte, tiene en su parrilla diaria Dolunay(Luna llena, que acaba de poner el punto y final esta semana), Te alquilo mi amor y No sueltes mi mano, esta última estrenada hace poco. Atresmedia ya ha anunciado que tiene en un cajón hasta cinco ficciones más para ser emitidas: Mujer, Hercai, Fugitiva, Cennet y Mar de amores. Mediaset seguirá por el mismo camino dado que está siendo un contenido que funciona de lujo. Pero ambos grupos ya miran hacia nuevos mercados, más concretamente a Japón y Corea del Sur. El motivo es que, curiosamente, numerosas novelas turcas son adaptaciones de series coreanas, como K Dramas. Otro ejemplo con tirón: Madre, quees un remake de la japonesa Mother, que también triunfó en Corea del Sur y que ha sido adaptada en Francia y Ucrania.

Dolunay ofreció su último capítulo el miércoles con todo un despliegue por parte de Mediaset, entre los eventos programados el más llamativo fue la visita a España del protagonista masculino, Can Yaman, un buenorro que fue sembrando desmayos a su paso. Pero, más allá de un desenlace esperado en el que -como era de recibo tratándose de una telenovela- salen ganando los buenos, ¿qué tiene la ficción turca para atrapar al espectador? Entre otras cosas, que son series de lujo a bajo coste. De hecho, allí se emiten en prime time. Los turcos han descubierto que lo que más atrae en la televisión no es el edulcoramiento de las series americanas, sino que haya venganzas, traiciones, adulterios... También aportan un soplo de aire fresco, trabajan maravillosamente bien la empatía, son laicas y muestran a la mujer de forma muy diferente a la realidad. Un chollo políticamente correcto, que engancha y que sale barato. No se puede pedir más.

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