Nuestra madre perdió la vida por culpa de esto". Los hijos de Lady Di han señalado a las malas prácticas de los medios sensacionalistas que, según ellos, fue uno de los factores que contribuyeron a su trágica muerte.

Durante la explosiva entrevista de la princesa en 1995, vista por más de 20 millones de espectadores en Reino Unido, Diana sorprendió al país al admitir una aventura y compartir detalles íntimos de su matrimonio con el heredero al trono, el príncipe Carlos.

La entrevista con Diana de Gales, quien murió en un accidente automovilístico en 1997 en París, condujo a la familia real británica a su punto más bajo de popularidad. Su afirmación de que "éramos tres en ese matrimonio, así que era demasiado", en referencia a la relación de Carlos con Camilla Parker Bowles, ahora su segunda esposa, fue muy perjudicial para la familia Windsor. Fundamentalmente para el heredero al trono, Carlos de Inglaterra, quien casi 25 años después aún no se ha recuperado de la imagen de débil de carácter y frívolo que le atribuyó su ex esposa.

La semana pasada la BBC anunció que Martin Bashir dejaba su puesto como editor de temas religiosos de la emisora financiada con fondos públicos debido a problemas de salud. El periodista pidió disculpas pero dijo que no creía que los extractos falsos hubieran impulsado a la princesa Diana a dar la entrevista.

La cadena BBC no ha podido evitar que el escándalo la salpique como cómplice que silenció la mala praxis de Bashir, su afán por lograr la ansiada exclusiva por la que cualquier periodista hubiera dado millones.

Charles Spencer, el hermano de Diana de Gales, provocó que se abriera esta investigación al afirmar que Bashir lo había persuadido para que su hermana aceptara la entrevista diciéndole que los servicios secretos ingleses estaban observando a Diana y que dos colaboradores estaban recibiendo dinero para dar información sobre ella a los Windsor.

Los dos hijos de Di, los príncipes Guillermo y Enrique, han estado de acuerdo con la investigación para descubrir la verdad sobre lo que sucedió y ambos sostienen que la prensa sensacionalista británica tiene bueva parte de culpa en el declive anímico de su madre, una inestabilidad mental que -afirman- terminó acabando con su vida.

La BBC ha pedido disculpas de forma vehemente pero ¿será suficiente para la opinión pública? Todo apunta a que no, y que en breve veremos cambios en la legislación inglesa con respecto a lo publicado por los famosos tabloides. Será un proceso lento, pero quizás la muerte de Lady Di, dos décadas después, sirva para replantearnos si todo vale a la hora de informar sobre los famosos.

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