Tengo que reconocer que me encantan los colegios, que me encanta ver salir y entrar a los chavales, las caras de alegría cuando salen los viernes, porque creo que me estoy viendo yo mismo, cuando era un nene, y que no fue hace tanto tiempo como mucha gente cree, ni mucho menos, que en el fondo yo me siento como ese nene despeinado y trasto, aunque bueno de corazón, que fui.

Yo fui muy poco a la escuela, que antes la cosa no era como ahora, ni mucho menos, que no todo el mundo podía llegar a ser médico, abogado o lo que quisiera, que eso solo podían unos pocos y previo paso por caja, claro, que costaba un buen dinero. Ya ves tú, lo mismito que ahora, que cuando veo a los chavales del barrio acabar las carreras, y eso que sus padres y sus madres son gente normal y corriente, me llevo una alegría de las grandes, que ojalá eso hubiera pasado en mi época, que a lo mejor me hubiera dado por estudiar algo. Aunque tampoco me veo yo, que siempre fui un poco desastre con los estudios, por no decir un auténtico desastre, para qué nos vamos a engañar. Pero eso no quita que me alegre de que los demás estudien y tengan buenas carreras, el que quiera y pueda, claro, que obligar no hay que obligar a nadie a nada, que cada cual sabrá lo que ha de hacer con su vida. Aunque a veces me da la impresión de que los chavales tienen que escoger cuando aún son demasiado jóvenes y no tienen todavía la cabeza bien amueblada o esa en la impresión que yo tengo. Aunque lo más normal es que esté equivocado, como casi siempre.

El que no se ha equivocado esta semana, por suerte y para variar, ha sido nuestro Córdoba, que sigue vivo en la Copa, que aunque eso no te dé puntos para la Liga, por lo menos es una alegría y un pasito adelante. Los nuevo jugaron de escándalo, que yo creo que hay que seguir contando con ellos, que con suerte nos empujan un poquito hacia arriba, que es lo que necesitamos en este momento. En fin, que estoy especialmente contento esta semana, a pesar de la calor que seguimos pasando, que vaya tela este resoplo gordo de verano que estamos padeciendo, vaya cosita mala, que el miércoles volví a dormir en la azotea. Aunque más tarde o más temprano, el otoño siempre llega, digo yo, que para eso no hace falta haber estudiado nada, aunque mejor si lo has hecho. Y el otoño no puede ser más bonito en nuestra Córdoba bendita, aunque ya no podamos hacer peroles como los de antes, pero ya averiguaremos algo, como siempre.

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