Aunque ha sido un día de San Rafael distinto, la verdad es que lo pasamos de lujo, pero la mar de bien, para mi sorpresa, que creía que iba a ser un fiasco y no lo acabó siendo. Y es que muchas veces nos ponemos en lo peor y al final nos llevamos una sorpresa más que agradable, y es que a lo mejor no tenemos que ir con el cuerpo hecho a los sitios, me parece a mí, porque nos estamos equivocando.

La cosa es que como ha llovido tan poco y estamos teniendo tantísimos incendios se ha prohibido hacer candelas en Los Villares, que si uno se para un momento a pensarlo hay que darles la razón, sobre todo después de ver todo lo que está pasando, que recuerdo las imágenes de Moguer o de Galicia y se me pone un mal cuerpo que no veas. Concretando, que como el Ayuntamiento no quería que los cordobeses no tuviéramos un día de San Rafael como está mandado, lo que hizo fue permitir el fuego en El Arenal y no en Los Villares, así que este año hemos tenido dos clases de peroles, los fríos y los calientes, como tan bien explicó mi Día el miércoles, que eran curiosas las fotografías que sacaba. Pues los del barrio lo estuvimos pensando un tiempo y, aunque ustedes saben que yo no soy de modernidades, al final decidimos irnos a El Arenal, que entre el cambio de tradiciones, o el sitio o el fuego, somos más del fuego, que eso de hacer un perol sin marear un sofrito como que no nos llamaba mucho la atención. Que yo no me veo con un bocadillo envuelto en papel de plata un 24 de octubre, para qué les voy a decir lo contrario.

Que lo respeto, pues claro que sí, pero el que es muy de perol hay cosas que no se pueden hacer si no es como se han hecho siempre. Pues allá que nos plantamos, que tampoco íbamos con muchas ganas, es la verdad, pero lo cierto es que echamos un día de maravilla, pero bueno, porque yo no sé la de gente que nos juntamos allí, y todos cordobeses de los pies a las cabeza, que por donde pasara te caía un medio de vino o un trozo de queso, y ya se pueden imaginar cómo olía aquello, que daba gusto darse un paseo por cualquier sitio. En fin, que quien se inventara esto ha acertado, porque hemos seguido teniendo nuestro San Rafael sin tener que poner nada en peligro, que eso es lo más importante. Vamos, que me ha gustado tanto que no me importaría seguir celebrándolo allí otros años, aunque tampoco tentemos a la lluvia, que Los Villares es un sitio de lujo, y no nos podemos olvidar de ellos.

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