Las personas perdemos de media unos 100 cabellos al día, aunque esta caída no provoca una pérdida de pelo ya que al mismo tiempo crecen cabellos nuevos. En otoño y primavera, esta cifra se llega a duplicar: la caída puede subir hasta los 300 y 400 pelos. En general, el cabello se ve debilitado por la agresividad con la que lo solemos tratar en los meses de calor.

La caída del cabello en ocasiones puede ir más allá de un simple problema estacional. Sería conveniente consultar a un especialista cuando la caída del cabello supere los 100 diarios (10 cabellos quedan en la mano ante una tracción brusca), entonces debe consultar a su dermatólogo para saber si se trata de una caída estacional o de alopecia considerable.

La alopecia es la pérdida anormal del cabello, por lo que el término se considera un sinónimo de calvicie, así lo expone la Clínica Universidad de Navarra. Puede afectar al cuero cabelludo o a otras zonas de la piel en la que existe pelo, como las pestañas, axilas, región genital y barba.

Y se puede clasificar en dos grupos: las alopecias cicatriciales, con destrucción del folículo piloso y por lo tanto irreversibles, y las formas no cicatriciales, que son potencialmente reversibles. La forma más frecuente es la alopecia androgénica, también llamada alopecia androgénetica o calvicie común, que es responsable del 95 por ciento de los casos.

Desde Quirónsalud, el servicio de Dermatología del Hospital Universitari Sagrat Cor y del Hospital Universitari General de Catalunya nos explican que la caída puede afectar no solo al cuero cabelludo sino a todo el cuerpo y puede ser consecuencia de muchos factores entre ellos factores hereditarios, cambios hormonales, una enfermedad, medicamentos o tratamientos, y estrés, pudiendo aparecer de repente o de forma gradual.

Es por eso que para mantener un buen cuidado del cabello y prevenir patologías mayores como la alopecia, se deben llevar a cabo los siguientes consejos. Evitar los peinados tirantes; tratar el cabello de forma sutil al tocarlo o cepillarlo usando peines de púas anchas para evitar los tirones: lavar el cabello con productos adecuados y no agresivos, y realizar masajes circulares con las yemas de los dedos al lavarse la cabeza, ya que estos favorecen la microcirculación. A la hora de usar secador, hacerlo a una distancia mínima de 30 centímetros y con aire frío. También debemos reducir el uso de planchas para el cabello; tener precaución con tratamientos que puedan dañar o debilitar el cabello; evitar tomar medicamentos o suplementos que puedan causar su pérdida, y protegerlo de la luz solar y otras fuentes de luz ultravioleta. Además, es clave reducir el estrés, el consumo de tabaco o dejar de fumar. Seguir una dieta sana y equilibrada, evitando el exceso de grasas y azúcares, y en el caso de someterse a un tratamiento con quimioterapia, consultar con un médico sobre el uso del gorro frío.

En definitiva, aunque cada pelo evoluciona de forma independiente, es recomendable consultar con el dermatólogo cuando la pérdida de cabello es desmedida. Seguro.