Análisis

Carmen pérez

Universidad de Sevilla

Asimetría con préstamos y depósitos

El Euríbor continúa su tendencia alcista. Este jueves se situó por encima del 1,1%, dejando la media provisional de agosto en el 1,03%. Las entidades bancarias adoptan rápidamente estos nuevos niveles encareciendo cada vez más el coste de los créditos a las familias; directamente, cuando llega la renovación de los que tienen firmados a tipo de interés variable, y en las condiciones que imponen a los nuevos que están formalizando. Sin embargo, estas entidades no se afanan con la misma celeridad a aplicar las nuevas circunstancias a las operaciones del otro lado de su balance, esto es, no mejoran la retribución de las cuentas corrientes y depósitos a plazo. Una asimetría contra la que hay que presionar para que se evapore.

Por poner un ejemplo del ascenso del coste financiero, una hipoteca de 180.000 euros a 25 años con un diferencial del 1% que se renueve este mes pasará de pagar una cuota de 638 euros a pagar 771. Esto supone 133 euros más cada mes, lo que equivale a 1.596 euros más al año. Y es que el tipo de interés final de hace un año fue de 0,5% y ahora se le asigna un 2,1%. Las ofertas actuales a tipo fijo, consecuentemente, también han subido: es difícil encontrar hipotecas fijas por debajo del 2%, a menos que el cliente asuma multitud de vinculaciones.

Por el contrario, mucho más remolones están siendo a la hora de trasladar el cambio financiero a los depósitos. Si echamos mano de un comparador de depósitos de ámbito europeo, encontramos que en Italia o en Francia sus entidades bancarias ya están retribuyéndolos al 1,4% y al 1,3%, respectivamente. En España, los neobancos, 100% digitales, se han sumado, pero las entidades tradicionales no mueven ficha por el momento.

A pesar de esto, las familias españolas siguen dejando claro que prefieren mantener sus ahorros en cuentas bancarias (el 40% del total de sus activos financieros). Según la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensión, Inverco, a final del primer trimestre de 2022, las familias españolas poseían 1,049 billones de euros en depósitos, cuentas corrientes y dinero en efectivo, frente a los 1,034 billones con los que cerró 2021, un 1,4% más.

La rentabilidad de los depósitos sería, en todo caso, muy exigua en comparación con la pérdida de poder adquisitivo que está ocasionando la inflación (junio cerró a 10,2%). Cada familia tendrá que echar sus cuentas: cuánto suben los sueldos y los gastos corrientes, cómo suben los intereses de sus cuentas deudoras, qué rentabilidad extrae de las acreedoras, en qué medida las cuotas se vuelven relativamente menos importantes o si se eleva el valor de la vivienda.

Para el futuro, muchos expertos señalan que el Euríbor se mantendrá al alza, al menos, hasta final de 2022, en consonancia con las subidas de tipos de interés por parte del BCE para contener la inflación. Sitúan el valor de este índice entre el 1,5 y el 1,9% en diciembre y entre el 1,9 y el 2,2% en 2023. Pero no está nada claro. Este otoño va a ser determinante. Si el enfriamiento que sufra la economía es considerable, paralizará las subidas de tipos. Pero si no es así, habrá que exigir a los bancos que entonen los depósitos.

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