La constructora española está basando su crecimiento en concesiones de infraestructuras, un negocio de flujos previsibles y recurrentes. En agosto ha firmado un gran número de proyectos, empezando con el contrato para un tren ligero de 3.750 millones de euros en Canadá junto a otros socios.

Esta semana, ha reforzado fuertemente su posición en EEUU, que ya es su mayor mercado de construcción con la mitad de la facturación, anunciando una joint venture de en torno a 500 millones para reformular una autopista interestatal y un segundo contrato de 300 millones, junto con otras dos empresas, para desarrollar una línea de bajo consumo energético de autobús para elevar la velocidad y seguridad en Los Ángeles. Además, ha comunicado que controlará la concesión de una autopista de peaje en Texas al subir su participación del 21% que firmó en 2015 por 52 años al 66%, valorando el activo en 900 millones. Por último, a través de Thiess, controlada en un 50 % por ACS, ha obtenido un contrato de 477 millones de euros para proporcionar servicios mineros durante tres años prolongables en la región australiana de Pilbara.