Crítica de Cine

El valor del coltán

Belén Rueda, en una escena de la película dirigida por Norberto López.

Belén Rueda, en una escena de la película dirigida por Norberto López. / \

Para los ejecutivos de Mediaset, el valor del coltán, ese preciado y escaso mineral tan importante para las nuevas tecnologías electrónicas, es proporcional a su rentabilidad en la taquilla, ya se trate de usarlo para mantener operativos los móviles de una comedia de enredo como Perfectos desconocidos o para ir a buscarlo y, de paso, denunciar los abusos en su explotación, al rincón más escondido de la selva "africana".

Esto último es lo que activa la débil, ridícula premisa de El cuaderno de Sara, una película de aventuras en formato panorámico con historia familiar, paternalismo euro-céntrico y vocación de denuncia (sic) que sitúa a una Belén Rueda que parece recién salida del gimnasio y de una tienda de ropa de Coronel Tapioca en la tesitura de buscar a su hermana desaparecida (Marián Álvarez) en pleno corazón de la barbarie terrorista y asesina.

Así, con su aspecto sexy-casual, su cara de circunstancias y sus mensajes buenistas lanzados al viento, el accidentado viaje del personaje que interpreta Belén Rueda pasa por los tópicos peajes del exotismo turístico, la mala digestión poscolonial y un explícito e infumable tono dramático donde cualquier parecido con la realidad "del continente" sólo sería menos creíble si fuera narrado por la voz escandalizada de Pedro Piqueras.

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