La sala Hangar recibe esta noche (22:00) a L.A. (el proyecto musical del mallorquín Luis Alberto Segura), que presentará su disco From the City to the Ocean Side en una velada en la que también participará el grupo Stone Pillow.

-¿Cómo fue el proceso de creación de este álbum?

-Surgió de manera imprevista, en un viaje. Un amigo en Long Beach, California, nos dejó su estudio de grabación y ahí empezaron a surgir canciones y todo el proceso de creación del disco. En el espacio de seis meses, en varias visitas lo fuimos grabando.

-¿Qué importancia tienen en su obra el viaje y el paisaje?

-Toda. Llevo una serie de años prácticamente sin parar, pasando mucho tiempo solo, muchos días, muchos aeropuertos, y todo esto hace que te aísles un poco de la vida diaria, de lo cotidiano, y que te metas en una especie de burbuja creativa. En eso sigo inmerso y me va bien porque me evado del estrés. Es bueno para dar rienda suelta a las ideas, a lo que va surgiendo.

-¿Cómo ha sido en su trayectoria la búsqueda de un sonido propio?

-Ha sido algo paulatino. Yo pensaba que nunca lo encontraría de una manera evidente, pero poco a poco lo voy viendo, lo voy captando. La gente te lo dice, la gente ya te identifica. Esto choca al principio pero te vas dando cuenta de que es normal, sobre todo cuando tienes la misma banda en directo durante años. La banda es la que hace que los conciertos suenen a L.A.

-¿Cambia mucho ese sonido en directo respecto al disco?

-Sí, hay diferencias, las ha habido siempre. En mis primeros discos, cuando la primera banda que monté empezó a tocar las canciones en directo, ya era otra historia. Partimos de la base de que yo no soy un superguitarrista ni un superbatería, pero grabo todos los instrumentos. Al plasmarlo músicos profesionales como son los que llevo, cada uno especialista en su instrumento, suena diferente, la interpretación es distinta. En lo mío hay más imprecisiones. El directo es otra película.

-¿Qué ha supuesto el último cambio de discográfica en su carrera, de Universal a Sony?

-Nunca he sufrido una injerencia discográfica abusiva, como mucha gente piensa que pasa y seguramente como muchos artistas han sufrido. Lo mío ha sido algo mucho más liberal. Yo tuve mi propio sello discográfico, hice lo que quise, después entré en Universal y era como el bicho raro en un sello que tenía artistas que vendían millones de discos como Sergio Dalma o Antonio Orozco, lo mío era como el capricho del jefe. Me iba bien. Él contrató un proyecto ya hecho, yo llevaba muchos años de inercia y él quiso eso tal como estaba. Nadie me tuvo que manipular ni decirme que cantara en castellano o que sonara más pop. Y con Sony un poco lo mismo: esto es lo que hay, esto es lo que hago. Por eso el cambio es algo casi anecdótico, no es algo que me haya cambiado la vida. Sí me la cambió pasar a Universal, porque pasé de una propuesta independiente en una isla del Mediterráneo a estar en Madrid con un sello grande, con un presupuesto...

-¿Cómo se le presenta la temporada de primavera/verano?

-Muy bien. Estamos casi recién llegados de una gira europea, con muchas ganas, mucha fuerza, muchas ideas, preparando cosas nuevas, una gira en formato trío que nos hace mucha ilusión y será muy distinta a la gira de festivales con toda la banda. Tenemos muchos festivales y pasado el verano retomaremos la gira por Europa. No vamos a parar hasta Dios sabe cuándo...