Klara Gomboc. Violinista

"Aquí me siento en casa"

  • La intérprete reúne bandas sonoras de películas clásicas y contemporáneas en el disco 'Limelight'.

Desde Eslovenia trajo su violín, su pasión de música y aventura y muchas ganas de aprender. Hace ya cinco años. Klara Gomboc (Ljubljana, 1986), la violinista de la Puerta del Puente, acaba de publicar dos nuevos discos, uno de ellos, Limelight, con temas de bandas sonoras de películas. Se pueden adquirir en su web (www.laviolinista.es) o de forma directa en su lugar de trabajo.

-¿Cómo surgió la idea de hacer un disco de música de cine?

-Siempre estoy pendiente de las peticiones y los gustos del público que me escucha a diario, y por otra parte tenía previsto, después del disco clásico anterior, hacer uno que fuera más popular. Cuando empecé a planificar el repertorio vi que se mezclaban demasiados estilos, música de películas, tango, bossa nova..., y que lo mejor sería hacer un disco más temático, centrado en las películas, porque además tenía repertorio suficiente.

-¿Cómo fue la selección de los temas?

-Fue difícil porque toco bastantes más temas de los que están en el disco, pero en un futuro haré otro álbum parecido. Yo aquí quería hacer una selección entre lo que es muy popular y conocido como los temas de Braveheart, Cinema Paradiso o La lista de Schindler, y otros que quizá conectan más con un tipo de público de más edad como Candilejas. También hay un guiño a los aficionados al cine japonés con La princesa Mononoke. A mí realmente me gustan más los temas de las películas clásicas como Casablanca o las de Charlie Chaplin, pero quería hacer un disco con el que acercarme a un público amplio, entre lo clásico y lo contemporáneo, lo típico y lo menos conocido.

-¿Cómo fue la grabación?

-Lo grabé sola con la técnica de grabación multipistas. Grabé todas las voces, con dos instrumentos: el piano, con ayuda en algunos momentos de un amigo, y el violín. Grabé el segundo y el tercer violín, y las melodías de viola, contrabajo y violonchelo con el violín eléctrico. Fue complicado, un proceso muy largo con varios cambios de repertorio. Me pasé un par de meses grabando 12 horas al día. Algunas canciones tienen hasta 15 o 16 pistas, como si fuera una pequeña orquesta.

-Hay un segundo disco muy reciente...

-Lo hice justo antes de Limelight. Se llama Nocturna y es una selección de música clásica basada en mi gusto. Es el repertorio que suelo tocar cuando hago conciertos nocturnos.

-¿Tiene proyectos para nuevos discos?

-Sí, estoy siempre intentando progresar y pienso en nuevos discos, pero necesito un poco de tiempo porque cada proyecto que llevo a cabo es totalmente mío, sin subvenciones ni patrocinadores. Todo lo que gano lo invierto en mi progreso y así seguirá siendo durante un tiempo, supongo. Para este año pienso en otros dos discos, uno de ellos más bien popular y otro de música clásica, usando también la grabación multipistas.

-¿Cómo llegó a Córdoba?

-Después de la carrera quería aprender español y vine aquí porque tenía una amiga eslovena que podía ayudarme en un principio. Yo no hablaba absolutamente nada de español y el primer año fue un poco torpe por eso y porque no conocía a nadie. Pero decidí quedarme porque la belleza de esta ciudad me deslumbró.

-¿Qué le gusta de esta ciudad?

-Yo de carácter soy un poco española. Me gusta ese carácter cálido, lo abiertos que son los españoles: en mi país no suelen ser así. Aquí me siento en casa, como si hubiera nacido en España. Me gusta mucho el clima, la comida, la lengua... Poco a poco me empezó a gustar también el acento andaluz, que al principio no entendía muy bien.

-¿Por qué eligió ganarse la vida de esta manera?

-Toco en la calle desde que era alumna del conservatorio profesional. En verano tocaba por la costa de Croacia: era para mí una forma de ganar dinero y divertirme a la vez, lo vi como una posibilidad de intentar sobrevivir fuera donde fuera. No tenía miedo de venir aquí, aunque se me gastara el dinero que tenía ahorrado en ese momento. Y así fue, al final se me gastó y tuve que empezar a hacer algo.

-¿Qué le dice la gente en la Puerta?

-Un poco de todo... Alguna vez me han preguntado si soy rusa, si es verdad que con lo bien que toco la Orquesta de Córdoba me ha invitado a formar parte de ella, que por cierto no es verdad ni me ha interesado nunca... En general la respuesta de la gente es buena, aunque también a veces hay quien habla de lo que no sabe.

-¿Cómo elige el repertorio de cada día?

-Voy mezclando para que haya un poco de todo, para que sea diverso. Y escucho las peticiones de la gente; si me piden mucho una canción la pongo en la lista de espera, que es muy larga. También dedico mucho tiempo a investigar la música que me gusta, porque aunque toque para todo el mundo tengo un gusto bastante especial: no me gusta todo. Me gusta sobre todo la música clásica, y estilos como el jazz, el swing, la bossa nova, el tango...

-¿Qué diferencias percibe entre su país y España en lo que se refiere al papel que representa la música en la sociedad?

-Es una pregunta difícil porque realmente no sé muy bien qué papel tiene aquí. En mi país hay bastante cultura musical. Sobre todo lo que me marcó a mí fue ir a un instituto en el que se apoyaba mucho más a los músicos que a los alumnos que se dedicaban al deporte. Eslovenia es muy verde y mucha gente hace deporte, así que a éste se le da mucha importancia y en los institutos se le presta mucho apoyo. Pero yo fui a uno en el que era más relevante la cultura. Gracias a eso pude ir a tocar a Bélgica y a Inglaterra; llegamos a tocar también en el Parlamento Europeo, en Estrasburgo y Bruselas.

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