Crítica de Flamenco

El prematuro rigor canicular ocupa el auditorio

Arcángel canta a la bailaora Patricia Guerrero.

Arcángel canta a la bailaora Patricia Guerrero. / barrionuevo

Toda una década ya celebrando la fiesta de las fiestas flamencas en la popular vigilia nocturna cordobesa, despidiendo a la privilegiada primavera y recibiendo al estío de estos pagos en los previos de la jornada que marcará el solsticio en que el astro rey más tiempo se queda en nuestro hemisferio. Este año con más rigor, consiguiendo que en La Noche Blanca del Flamenco -que comenzó con el ocaso del día elegido y en ascuas hasta el inmediato orto que llega a Córdoba- el pasado sábado en la plaza de las Tendillas mantuviera asientos vacíos a la hora de iniciarse la Gala Flamenca, con un prometedor cartel, que luego vimos que salió con algún síntoma de estar aplatanado, como los que se retrasaron.

Allí, ante nosotros, todos los protagonistas en una reunión de cabales iniciaron la sesión con bulerías jerezanas, así como por Huelva, con tonás a cargo de la cantaora Carmen Linares, en tangos granadinos Marina Heredia y Arcángel con otros de Triana. El mismo artista le cantó por tonás de besana a la bailaora Patricia Guerrero, ataviada con vestido negro de volantes, que al abandonar la escena dio ocasión a la cantaora Heredia de emplearse por granaínas, tarantas a la linarense, un romance-pregón al huelvano, una balada con versos de Alberti a cargo de Carmen Linares y zambra a la granadina. Con esta sucesión de intervenciones de todos al alimón, llegaron las soleares por bulerías y de la Serneta, y sevillanas coreadas por todos ellos. Hasta que de nuevo compareció la bailaora albaicinera con el verde turquesa de su bata de cola y el blanco mantón, para emprender su actuación por las cantiñas gaditanas que uno a uno del cante y sus acompañantes le dedicaron. Una fiesta de hora y media que el público agradeció, jaleándolos y aplaudiendo, reconociéndoles su oficio y disposición complaciente, demostradas en sus trayectorias artísticas aunque, a juicio de quien esto reseña, en la noche del sábado en Las Tendillas se destacaran con diferencia el maestro Arcángel y las guitarras de Cortés y El Bola.

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