Crítica de Flamencocine

La permanente aportación flamenca de Cajasol

La Fundación Cajasol ha celebrado un nuevo ciclo en Córdoba con el arte andaluz como objetivo de difusión a través del proyecto Conocer el Flamenco, que ha contado en esta ocasión con figuras como Pilar Astola, Anamarga, y Dani de Morón, en sucesivos jueves a partir del día 5 de abril. La primera y el grupo que le iba a la saga, pasaron por el entarimado del salón de actos de la Facultad de Ciencias del Trabajo donde, a la sazón, se encuentra la Cátedra de Flamencología Agustín Gómez y, para el broche en la sede de Cajasol, en ronda de los Tejares.

La oferta comportó la exhibición del baile, el concierto de guitarra y acompañamiento al cante y baile. Espectáculos individuales con sus diferentes grupos de destacados acompañantes. Todos y cada uno de ellos con manifiesto nivel artístico que contó con una apretada audiencia, amable y ávida por atender a semejantes artífices y la popularidad que les precede por su significada trayectoria, divulgada por los medios que prestan atención a su recorrido en los diferentes escenarios por los que han pasado.

Con lo que se disfrutó de Pilar Astola, elegante con vistosos atavíos acorde con la majestad de cada uno de los bailes que proyectó en los diferentes palos, acometidos por el orden que sus protagonistas oficiaron. Caso de bulerías, cantiñas, malagueña, sevillanas, taranto, tientos-tangos, con un broche recordando al desaparecido Manuel Molina, cantando Todo es de color y, para finalizar, bailando por seguiriyas de alto voltaje que le dedicó Manuel Moreno El Pele, que estaba presente. Una tarjeta que la trianera dejó expresando su arte en seductores movimientos, pasos y desplantes, reflejando una acertada imagen bailaora de la escuela sevillana.

Así, en el siguiente jueves emocionó Ana María García Anamarga, la joven y temperamental bailaora cordobesa de Castro del Río, recreando un repertorio variado y brioso en muestra flamenca que puso a la audiencia a tope y al nivel de los grandes del panorama actual. Sin duda acorde también con el ejercicio que desarrolla como docente, abarcando asimismo con sus conocimientos de danza española, iniciada con el aprendizaje del baile a los cinco años. Lo exhibido a través de milonga, taranto, tangos granaínos y cantiñas. Además de ir engalanada en cada palo de atractivo y colorido vestuario. Escoltada en todos y, entre medias, cuando se ausentaba de escena, cada uno con el cante y toque de los suyos, en fandangos, tientos-tangos, seguiriya y cabal, y el viril baile de Alejandro Rodríguez.

El guitarrista Dani de Morón fue el encargado de clausurar el ciclo el pasado día 19, en su acostumbrada línea, con apostura, técnica y artesano oficio, mostró su afán creativo e innovador como concertista, guste más o menos, pero siempre con brillante e indudable personalidad incorporando nuevos seguidores, atrayente, sin dejar a nadie indiferente, en una variada gama de toques donde esculpió magistrales acordes, falsetas, trémolos, fraseos, picados y en cuantos movimientos se aplicó. Así, en soleá, bulería por soleá, por bulerías, con farruca, una cuidada fantasía, cantiñas y, para culminar, esmerado por seguiriyas, con el auditorio muy complacido.

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