Crítica de Cine cine

El mediocre Roth supera al brillante Burton

Cate Blanchett, en la película.

Cate Blanchett, en la película. / .

El éxito de la obra del prolífico John Bellairs (1938-1991), importante escritor de novelas fantásticas y góticas sobre todo pero no solo para jóvenes, hace difícilmente comprensible que hasta ahora el cine lo haya desdeñado. No solo por su riqueza temática sino por las espléndidas ilustraciones originales de Edward Gorey, refinado artista pos victoriano que también triunfó como director artístico de producciones teatrales. Solo el programa televisivo de Vincent Price Once Upon a Midnight Scary se interesó por La casa del reloj en la pared y El tesoro de Alpheus Winterborn, publicadas en 1973 y 1978. Tal vez haya debido esperarse a que el auge digital del cine para niños y jóvenes, sobre todo tras los éxitos de la saga de Harry Potter, las Crónicas de Narnia y la trilogía de El Señor de los Anillos, sacara de su olvido cinematográfico a Bellairs, quien no casualmente siempre reconoció su inmensa deuda con Tolkien, además de con Arthur Machen y Dickens.

He aquí, pues, la primera adaptación cinematográfica de este interesante autor. La traduce en un correcto guión Eric Kriple -procedente de los éxitos televisivos como Revolution o Timeless- y la dirige el hortera y efectista Eli Roth, a quien se deben lindezas como las dos entregas de Hostel, la guarrada sanguinolenta de Infierno verde, la desfasada Tock, Tock y la pésima recuperación en El justiciero del Bronson de El justiciero de la noche, ahora degradado a Bruce Willis. La mutación de carnicero experto en gandinga en realizador de una cara producción familiar le ha sentado bien: es su mejor película -lo que tampoco quiere decir mucho vista su filmografía- porque se limita a dirigir con oficio y se beneficia de dos extraordinarias aportaciones: la espléndida interpretación de la cada vez más grande Cate Blanchett, muy bien secundada por Jack Black, y el inmenso talento con el que el diseñador de producción de John Hutman recrea los universos escritos por Bellairs y dibujados por Gorey.

Así no carece de atractivo esta historia que cuenta con elementos -un huérfano, un caserón que guarda un secreto, criaturas de otros mundos que se cuelan en este- que, sin serlo, pueden parecer trillados porque fueron tomados de otros relatos por Bellairs a la vez que tuvieron una enorme influencia en autores posteriores como J. K. Rowling o el Ramson Riggs de El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares -evidentemente inspirada en esta novela- que tan malamente adaptó Tim Burton. Por asombroso que sea, el mediocre Roth lo ha superado.

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