Comedia, EEUU, 2009, 109 minutos. Dirección: Anne Fletcher. Guión: Pete Chiarelli. Intérpretes: Sandra Bullock, Ryan Reynolds, Mary Steenburgen, Craig T. Nelson. Guadalquivir, El Tablero, Artesiete-Lucena.

¿Otra comedia de ejecutiva dura ablandada por una relación interesada y no deseada? ¿Otra comedia de matrimonio de conveniencia bajo cuya áspera superficie corren ríos de subterránea afectividad que los protagonistas habrán de descubrir casi contra su voluntad? ¿Otra comedia de ejecutivos urbanitas que se ven obligados a exiliarse en zonas rurales y heladas? ¿Otra vez Sandra Bullock? Pues sí. Y lo sorprendente es que la cosa funciona como entretenimiento carente de otras amiciones; y que le ha servido a la Bullock (que también la produce) para revivir su declinante estrellato.

¿De quien es el mérito? Sin lugar a dudas de una Bullock que reproduce en su papel su propia trayectoria (le cae mal a todo el mundo pero es capaz de autorredimirse) y de un Ryan Reynolds que le da una réplica que en no pocas ocasiones la supera en eficacia cómica. La realizadora Anne Fletcher, que en realidad es una coreógrafa, aporta la misma ligereza televisiva que hizo su fortuna en las anteriores Set Up y 27 vestidos. Más interesante es la aportación de un sólido fondo de armario de actores de carácter (los grandes Craig T. Nelson, Betty White o Mary Steenburgen) que con sus interpretaciones dan una solidez a los personajes secundarios y una gracia a la película de las que el guión (mil veces repetido) y los diálogos (que oscilan entre lo cursi y lo grosero) carecen.