cine | 'LA GUERRA DEL PLANETA DE LOS SIMIOS' cierra la última trilogía

Los simios de la saga inaugurada por Heston no fueron los únicos primates en la conquista del 'planeta' cineMonerías del Séptimo Arte

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Los simios de la saga inaugurada por Heston no fueron los únicos primates en la conquista del 'planeta' cineMonerías del Séptimo Arte

Los simios han tomado la cartelera esta semana con el estreno de La guerra del Planeta de los simios, la tercera película de la precuela de la saga que inaugurara Charlton Heston en 1968 con El planeta de los simios. Pero ni César ahora, ni el doctor Zaius y compañía en las postrimerías de los sesenta fueron los únicos primates que lograron conquistar ese planeta de celuloide llamado cine al que regresamos una y otra vez para reír, llorar, pasar miedo, sufrir y disfrutar sin movernos de la butaca.

Si de grandes y reconocibles primates se trata, el imaginario cinematográfico llevará al espectador directamente al cajón del metraje en blanco y negro para asistir a una de las escaladas más famosas de la pantalla grande, la de King Kong alzándose sobre el Empire State. De hecho, King Kong (1933, con la dirección de Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack) al igual que El Planeta de los simios es una de esas cintas a la que los nuevos cineastas han querido volver este año y, precisamente, en el pasado mes de marzo se estrenaba Kong: La isla Calavera (2017, Jordan Vogt-Roberts).

Para percibir el romanticismo de los dos colores hay que remontarse un año antes cuando Tarzán de los monos (1932, W.S. Van Dyke ) irrumpía con Johnny Weissmuller, Mauren O'Sullivan y la mona (¡era un mono!) más querida del cine, Chita, que también acompañaría a Tarzán en sus aventuras posteriores. Sin embargo, no fue Chita, sino los simios Kala y Kerchak quienes adoptaron al bebé humano en la primera adaptación de la novela al cine (mudo) que llevó a cabo Scott Sidney en 1918.

Cuatro chimpancés adiestrados también acompañaron a Maurice Chevalier y Dean Jones en la cinta de Disney La invasión de los monos (1967, Andrew V. McLaglen) mientras que otro grupo de primates protagonizan uno de los más definitivos comienzos de película de la historia del cine en 2001: Una odisea en el espacio (Stanley Kubrick, 1968) y unos dieciséis años antes Cary Grant, Ginger Rogers y Marilyn Monroe lidiaban con el inteligente chimpancé de la comedia Me siento rejuvenecer (1952, Howard Hawks).

Pero llegó El Planeta de los simios (1968, Franklin Schaffnery) y los simpáticos imitadores y colaboradores del hombre se convierten en una clase superior y gobernante dejando, esta vez, no el comienzo pero sí uno de los más impactantes finales del Séptimo Arte y el inicio de una franquicia que se estira hasta nuestros días.

Gorilas en la niebla(1986, Michael Apted) es otra de las cintas con primates como protagonistas, animales que en otros metrajes no ocupan un lugar físico tan señero pero sí de gran importancia simbólica, como es el caso de la muerte del mono de la ególatra y acabada actriz Norma Desmond (Gloria Swanson) en la gran El crepúsculo de los dioses (1950, Billy Wilder).

Pequeñas pero inolvidables apariciones son las de dos pequeños capuchinos que le ponen las cosas difíciles a los respectivos héroes de los filmes donde se pasean. Ellos son el espabilado mono al servicio de los nazis en Indiana Jones en busca del arca perdida (1981, Steven Spielberg) y el mono Jack, mascota de Barbossa, en la saga Piratas del Caribe, uno de los pocos personajes que interviene en todas las películas de la franquicia.

Monos animados como el Rey Louie de El libro de la selva o Abu de Aladdín son otros dos ejemplos de monetes que robaron el corazón de los espectadores. ¿El próximo...? Parece que Bubbles, la mascota, nada más y nada menos, de Michael Jackson durante 20 años que será la protagonista de una película en stop-motion.

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