Crítica de Flamencocine

La finura y sapiencia del cante

Una de las citas a las que acudimos, atraídos con agrado, fue la de Rocío Márquez, una cantaora erudita y para más señas universitaria, doctora en Antropología y, pese a su inocultable juventud, sapiente divulgadora de la música que la aficiona, ama y cultiva, en cuantos foros la invitan dejando indeleble huella flamenca para seguir sumando.

Esta apuesta en lugar tan hermoso de nuestra monumental ciudad, el Patio de los Naranjos, recogió plena asistencia por resultar foro apetecible y perfumado, como raro oasis en el corazón de la ciudad, aunque no pueda acomodar a cuantos acuden con el pertinente sosiego junto a la magia que demanda el flamenco, lo que hace que los que no consiguen instalarse, ignoren a quienes en silencio prestan atención.

Mas, no renunciamos a persistir con la onubense Rocío Márquez, seguros de que nos compensaría poder escucharla otorgándonos con su deliciosa, musical y cautivadora voz, su compromiso aun las consabidas dificultades de los espacios abiertos. Celebrando por tanto su granaína y abandolao, bulerías de Cádiz, petenera, guajira, caracoles, una tanda de coplas por bulerías, concluyendo con una seguiriya de Marrurro y cambio de Molina.

Un recital de lujo completando su rico repertorio con libertad, especialmente con homenaje a Niño de Marchena, dedicándonos su Romance a Córdoba y finalizando su participación en loor de gentes, quedando de manifiesto por qué esta artista tiene un currículo tan laureado: el pasado miércoles mismo, el Ateneo de Córdoba le entregó una fiambrera de plata, y la muy significada entre la afición, cuando hace años la Confederación Andaluza de Peñas Flamencas le reconoció ser la cantaora joven más destacada del panorama nacional.

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