benito zambrano. cineasta

"Es una falacia decir que el cine español está muy subvencionado"

  • El sevillano filma estos días su nueva película, 'Intemperie', un "thriller' ibérico" que protagonizan Luis Tosar y Luis Callejo

  • El rodaje se desarrolla en distintas localidades de la provincia de Granada

El director de cine Benito Zambrano (Lebrija, 1965), en una fotografía de archivo.

El director de cine Benito Zambrano (Lebrija, 1965), en una fotografía de archivo. / d. martínez

Orce, Galera, Castril y La Puebla de Don Fadrique son desde el 16 de julio los escenarios elegidos por Benito Zambrano (Lebrija, 1965) para rodar su nueva película, una adaptación del brillante primer libro de Jesús Carrasco, Intemperie. El cineasta sevillano adelanta a los futuros espectadores del filme que verán a "los personajes cruzar a caballo los secarrales de Orce y Galera". Esta suerte de thriller ibérico y existencial, un proyecto de Morena Films (Celda 211) en coproducción con Aralan Films (Cuando los ángeles duermen) y Ukbar Filmes (Puentes de Sarajevo), cuenta con Luis Tosar (Te doy mis ojos), Luis Callejo (Tarde para la ira) y Jaime López (Techo y comida) en el reparto.

-Intemperie es, según el productor Juan Gordon, un "thriller visceral con ecos de wéstern". ¿Cómo la definiría usted?

El filme profundiza en temas muy sencillos, pero muy importantes a la vez, como la amistad y la solidaridad"

-No es fácil definir la película. Es una especie de drama/thriller rural, ibérico, ya que ocurre en una parte de la península ibérica. El filme sería de época porque la historia se desarrolla más o menos a mediados de los años 40. Los personajes van a caballo por los secarrales de Orce y Galera.

-El thriller español vive una época dorada. Pero más allá del género, ¿qué fue lo que le llamó la atención cuando leyó por primera vez el guion?

-Es una historia potente. El filme refleja la amistad entre un niño y un pastor a raíz de la huida del primero, que escapa de un mundo duro y cruel en el que vive. También profundiza en temas muy sencillos, pero muy importantes a la vez, como la solidaridad, la amistad o el vínculo casi paternofilial que se crea entre los dos protagonistas. Ambos están dispuestos a jugarse la vida por el otro.

-¿Cree que era necesario rodar una película así en estos tiempos que corren?

-Sí, creo que sí. En ella se habla de que el odio y la venganza no son el camino. El niño emprende un viaje hacia la madurez acompañado del pastor, un hombre que se ha exiliado del mundo y que quiere vivir en paz consigo mismo y con un entorno, un entorno que ya es bastante hostil.

-¿Le inspira que el filme se desarrolle en un paisaje pobre y áspero?

-Por supuesto. Eso está en la novela. Que se ruede en un ambiente seco, sin agua, en época de sequía, en entornos muy duros, es uno de los atractivos. Hablamos de un época llena de miseria, en la que se pasó hambre, de esa España profunda donde no había casi nada. Vivir en armonía en un entorno tan cruel es una bonita lección.

-Intemperie, al igual que La voz dormida, está ambientada en la posguerra. ¿Qué tiene de atractivo para un director este periodo de la historia de España?

-Uf. Se podrían hacer miles de películas sobre este capítulo de la historia de España. Tras la Guerra Civil queda un país muy debilitado y una sociedad rota en la que los vencedores hacen ostentación de su victoria mientras que los perdedores son tremendamente humillados. Hay muchísimas historias que se pueden contar sobre este momento. Fíjese en la cantidad de historias que se han escrito sobre la conquista del Oeste en Estados Unidos o sobre la Primera Guerra Mundial. No paran de hacer películas sobre lo mismo.

-¿Por qué solemos rechazar en este país las películas sobre nuestra propia historia?

-No sabría explicarle el porqué. En este país apenas se ha profundizado en el periodo que va desde la Guerra Civil hasta el final de la dictadura, y son muchos años. Es un intento de borrar la historia. Se ha investigado desde el punto de vista historicista y académico, pero la cuestión no se ha llevado a la calle. Hay mucha gente a la que no le interesa que se hable y se analice esta historia. Mire lo que ha ocurrido con el Valle de los Caídos.

-¿El cine es un buen canal para hablar de estos temas? Usted sienta en una butaca a personas de diferentes clases sociales, razas, etnias, ideologías...

-Efectivamente. Muchas de las cosas que he ido investigando estos años yo no las sabía, ni nadie me las contó. Lo que ocurría en esas cárceles de mujeres, que fueron tan terribles, tiene que salir a la luz.

-Hablemos de tópicos, como que se ha hecho mucho cine ambientado en la Guerra Civil o en la posguerra. ¿Por qué se sigue pensando que el cine español es de mala calidad?

-Es algo contra lo que venimos luchando. Parece que son herencias de una época donde el cine que se hacía no era de calidad. Eso increíblemente ha dejado una huella difícil de borrar. Nosotros, al igual que toda Europa, competimos en cine con una clara vencedora, que es la industria americana.

-¿Hasta qué punto el Estado es responsable de que la industria del cine palidezca?

-Juega un papel fundamental. Las instituciones públicas son copartícipes del desarrollo de la cultura de un país.

-¿El Gobierno de este país ha maltratado su cine?

-Al todos los gobiernos del PP de los últimos años les ha importado un carajo el cine y la cultura. La cultura debe responder a los problemas de una sociedad. La cultura debe ser contestataria y crítica.

-¿Le ha pasado factura hacer películas de corte social antes que comedias ligeras?

-No lo sé. Si uno hace cine por la necesidad económica, sí se puede entrar en una dinámica de dirigir películas que uno no quiere hacer. El cine, la cultura en general, debería evitar las modas.

-¿El presupuesto que se dedica al cine español es suficiente?

-Es una falacia decir que el cine español está muy subvencionado. Hay muchas otras industrias que reciben más dinero.

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