Crítica de Flamenco

El eclecticismo se impone en los recitales flamencos

Un momento de la actuación de Carmen Linares, en Caballerizas Reales.

Un momento de la actuación de Carmen Linares, en Caballerizas Reales. / jordi vidal

Fantástico pretexto para dedicarle al siempre recurrente poeta Miguel Hernández un homenaje, el de Carmen Linares, dedicando su alma flamenca en Verso a verso a la memoria del valenciano de Orihuela, expresando su inclinación, como ya lo hizo antes merecidamente con otros brillantes vates del parnaso, quedando ahí hace un año este nuevo formato de registro en estudio de grabación, que el pasado jueves estuvo en el monumental recinto de Caballerizas Reales de Córdoba, por iniciativa cultural de Momentos Alhambra en Flamenco.

Amplio repertorio poético que dio juego en el proyecto flamenco y, caso de tal recreación, con el original diseño musical de los destacados colabores de la linarense, tanto en el disco-libro como sobre el escenario al que acudieron en esta ocasión. Así la cantaora, reconocida con tantos premios, entre ellos la Medalla de Oro de las Bellas Artes y el Premio Nacional de Música, volvió con su magistral bagaje, abundante en ecos jondos, impregnando los diferentes cantes que aquí acometió. Dejando su rúbrica en los poemas elegidos de Hernández, registrados por Carmen Linares en el álbum Verso a verso, y otros que en escena incorporó.

Palos como rumbas por bulerías, petenera, taranto, el toque de Gutiérrez por soleá; martinete, seguiriya, ambos incorporando el baile de Aibar. Bamberas y soleá, la elegía a Sijé recordando a Morente por minera y levantica; tanguillos, cantiñas cordobesas y gaditanas, y el remate con bulerías como fin de fiesta, de nuevo con la imponente bailaora del elenco. También en el bis de despedida con coplas de Lorca por bulerías. Todo gratinados con la siempre aflorada sensibilidad de Linares, aunque con su persistente rozadura de cuerdas bocales, que no impidió que el aforo que acudió al encuentro, complacido diera muestras de satisfacción y fidelidad.

Lo que había quedado de manifiesto durante el recital, aplaudiendo el referido diseño musical que envolvió la hondura de los poemas reunidos. Destacando en escena Para la libertad, Andaluces de Jaén, Imagen de tu huella, El silbo del dale, Casida del sediento, Todas las casas son ojos, Canción de los vendimiadores, incluyendo Elegía a Ramón Sijé, luciendo sus originales composiciones.

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