El diestro extremeño Miguel Ángel Perera salió en hombros junto al mayoral de Victoriano del Río, tras haber indultado al toro Desgarbado, nacido en julio de 2004 y herrado con el número 67, negro, de 486 kilos, al que cuajó una gran faena por la que le concedieron dos orejas y rabo simbólicos. El diestro estuvo fantástico de principio a fin con ese toro, un animal que apenas se empleó en el caballo, pero que llegó al último tercio embistiendo con mucha clase, motor y transmisión. Una faena completa, con tandas ligadas muy largas, bajando la mano, templando mucho, sin rectificar y mover los pies un ápice del suelo. Perera cerró su faena con circulares. Los muletazos, largos, de mano baja, mandando en el toro, hicieron que el público se entusiasmase. El público pidió a coro el indulto, que la presidencia concedió. Perera no tuvo opciones de lucimiento con su primero, un toro noble pero soso.

El diestro Morante de la Puebla estuvo a buena altura. El torero sevillano consiguió un trofeo del cuarto, en una faena de muchísima calidad, gusto, empaque y torería. Morante se lució con el capote ante su primer toro, dibujando templadas verónicas. No pudo redondear la faena debido a que al toro, a pesar de ser manejable le costaba repetir. Morante, muy por encima de sus condiciones, dejó bellos muletazos sueltos, combinando con espléndidos trincherazos y trincherillas, de mucho gusto y empaque.

Por su parte, Enrique Ponce estuvo muy técnico ante su lote, dos toros de escasa transmisión.