Dos compositores franceses del siglo XIX, Camille Saint-Saëns y Georges Bizet, protagonizan el quinto concierto de la temporada de abono de la Orquesta de Córdoba, que, dirigido por Miguel Romea, se celebra esta noche (20:30) en el Gran Teatro. La siguiente cita del calendario de abono será el Concierto del Día de Andalucía, los días 28 de febrero y 1 de marzo.

En la primera parte la formación interpretará el Concierto para violín y orquesta nº 3, en si menor, op. 61 de Saint-Saëns, con Artaches Kazarian (ayuda de concertino de la Orquesta de Córdoba, nacido en Armenia en 1964) como solista. Una obra escrita y estrenada en 1880 que está dedicada al compositor y virtuoso violinista pamplonés Pablo Sarasate, que interpretó la parte solista en su primera presentación pública.

Aunque este tercer y último concierto para violín de Saint-Saëns parece ser menos exigente que sus predecesores, señala la Orquesta en las notas al programa, su invención melódica y su sutileza impresionista suponen importantes retos interpretativos para el solista. Elegante y calurosa a la vez, preservada de ese virtuosismo un poco vano de otros conciertos incluso del mismo compositor, esta obra no pretende rivalizar con las grandes partituras románticas. Los grandes violinistas lo aprecian no por su facilidad sino por la gran soltura que despliega como fruto de una mente cultivada, libre y generosa.

Saint-Saëns no solo fue un gran compositor modernista a la vez que académico, sino también un virtuoso pianista e improvisador, además de un espíritu curioso. Desempeñó un papel excepcional en la renovación de la música francesa, tanto por su enseñanza -tuvo como alumnos, entre otros, a Gabriel Fauré y a André Messager- como, sobre todo, por su actividad en favor de la música nueva, ya que fue uno de los fundadores de la Société Nationale de Musique, destinada a tocar y difundir la música francesa. Puede ser considerado un jalón esencial de la renovación que condujo a Claude Debussy y a Maurice Ravel.

Tras el descanso los asistentes escucharán la Sinfonía 'Roma', en do mayor de Bizet, por primera vez programada por la Orquesta. Una obra que, iniciada durante una estancia becada en Italia, le llevó 11 años. Fue estrenada en el actual Cirque d'Hiver de París el 28 de febrero de 1869, bajo la dirección de Jules Pasdeloup, y tuvo después distintas revisiones por parte del autor, que no estuvo satisfecho nunca. En aquella primera audición Bizet comentaría que la obra había sido un éxito teniendo en cuenta el gran número de aplausos, silbidos y cuchicheos del público.

Tras su muerte, sus composiciones, excepto la célebre Carmen, estuvieron en general desatendidas. Bizet no creó escuela ni tuvo discípulos ni sucesores evidentes. Tras años de abandono, sus obras se empezaron a interpretar de nuevo con más frecuencia en el siglo XX. Críticos posteriores lo han proclamado como un compositor de gran brillantez y originalidad, cuya muerte prematura significó una gran pérdida para la música teatral francesa.

Nacido en Madrid, Miguel Romea fue director titular de la Joven Orquesta de Extremadura desde su fundación en el año 2004 hasta 2013. También ha sido titular de la Filarmónica Beethoven de Campo de Criptana y la Orquesta Sinfónica Verum. Titulado superior de Clarinete y Premio de Honor Fin de Carrera en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, cursó estudios de posgrado en Rotterdam y Salzburgo. Ha dirigido también a la Orquesta Nacional de España, la Sinfónica de Castilla y León, la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid, la de Extremadura, la Joven Orquesta Nacional de España, el Orfeón Donostiarra y la West Island Symphony Orchestra.