José Moreno Villa y Luis de Góngora protagonizaron la agenda de actividades de la tercera jornada de la Feria, que por su coincidencia con el Día del Libro presentó una especial significación y una mayor intensidad. Una exposición revisa hasta el 16 de mayo en la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía la vida del poeta malagueño, figura clave "en la transición entre la Generación del 98 y la del 27", destacó el delegado provincial en Córdoba, Ramón López.

La peripecia vital de Moreno Villa queda resumida en 20 paneles que constatan sus múltiples dedicaciones. "Es difícil encontrar hoy en día un intelectual como él", subrayó López. Poeta, pintor, articulista, crítico e historiador del arte, Moreno Villa (1887-1955) pasó 20 años en la Residencia de Estudiantes, en contacto con algunas de las figuras principales de la escena cultural española de principios del siglo XX. Escribió poemarios como Garba (en el que asoma una reivindicación de la tradición popular que caló en diversos autores) y El pasajero y obras dramáticas como Los gigantes o La comedia de un tímido (nunca las vio representadas), aportó numerosas reflexiones teóricas sobre el arte y la arquitectura de su tiempo, incorporó como pintor y dibujante nuevas técnicas y vías de expresión, asimiló los recursos de la modernidad y en México, exiliado, prosiguió su vida consagrada al estudio y la creación (su obra pictórica asume entonces un colorido más exuberante y motivos iconográficos novedosos) y conoció una paternidad tardía e inesperada. Aunque intentó renunciar a las melancolías del exiliado, en sus últimos años volvió la vista atrás y produjo diversos textos memorialísticos, en gran medida para ofrecerle a su hijo un conocimiento mayor de su vida.

Elegido Autor del Año por la Junta (un reconocimiento que anteriormente recayó en Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, María Zambrano, Manuel Altolaguirre, Francisco Ayala y Juan Ramón Jiménez, entre otros), Moreno Villa estuvo también presente ayer con la distribución de una antología en las bibliotecas públicas y la lectura de una semblanza (a cargo de Blas Sánchez Dueñas) y de varios de sus poemas en el Bulevar del Libro, con la participación de Pablo García Baena.

Un acto que incluyó también la lectura del manifiesto del Día del Libro, elaborado por Fernando Ortiz. "La felicidad -afirma en el texto el poeta sevillano- puede representarse, por ejemplo, en la luz de la mesilla de noche encendida y, sobre ésta, el libro que estamos leyendo y que, casi desde el principio, nos depara tanto placer que ya andamos temiendo su final. Porque siempre es poco y no mensurable con el reloj el tiempo que se dedica a algo que nos produce goce". La lectura, añade, es un hábito que "resulta aún más gustoso si lo formamos en la niñez, época en la que el lector es más activo ante el libro. El niño que lee La isla del tesoro lee también su propia obra en colaboración con Stevenson, pues la ha enriquecido con sus experiencias, sentimientos y ensueños, añadiéndole aventuras, episodios y personajes de su propia invención. Y ese mismo lector, cuando abandone la niñez y abra otra vez las viejas páginas de La isla del tesoro, volverá a percibir, junto al inagotable tesoro del mundo maravilloso que allí se encierra, el violento perfume de la infancia abolida y ahora recuperada como por arte de encantamiento".

góngora en el góngora

El teatro de la calle Jesús y María acogió el estreno del mediometraje que Miguel Ángel Entrenas ha dedicado al poeta cordobés, protagonizado por Juan Carlos Villanueva. Góngora, brillante oscuridad relata la vida del autor de la Fábula de Polifemo y Galatea a partir de un guión de Entrenas y Carlos Clementson basado en la obra teatral de este último y Francisco Benítez Góngora, sombra y fulgor de un hombre. El conde-duque de Olivares, el conde de Villamediana y Diego de Velázquez son algunos personajes de esta cinta de producción íntegramente cordobesa y rodada en varios escenarios de la ciudad. Las pocas invitaciones que se pusieron a disposición del público se agotaron con rapidez, por lo que la delegación municipal de Cultura estudia la posibilidad de organizar otro pase de la película.

Otra cita relevante en la jornada de ayer fue la presentación de la obra ganadora el pasado año del premio de poesía Ricardo Molina, Ofelia y otras lunas, de Javier Vela. El escritor madrileño divide la obra en dos partes, Canción del cosmonauta, que es un largo canto unitario de estructura anafórica, y Variaciones sobre una rama rota, que concentra una serie de textos de distinta naturaleza temática pero directamente relacionados con el eje central del libro: el regreso al paraíso perdido. Un poemario, en sus palabras, sobre "la reconstrucción moral y psicológica del individuo".

Y, entre otras propuestas, en la tercera jornada de la Feria también hubo espacio para el debate y el maridaje con la mesa redonda A gustar convidan: el diálogo entre la gastronomía y la literatura, promovida por La Bella Varsovia.