Cultura

Judi Dench: "No rechazo ningún papel por miedo a no volver a trabajar"

  • La actriz británica recoge el Premio Donostia y atribuye su éxito "en parte a la suerte. No hay que olvidar eso nunca"

La actriz Judi Dench, ayer en el Festival de San Sebastián, donde repasó con humildad los logros de su carrera.

La actriz Judi Dench, ayer en el Festival de San Sebastián, donde repasó con humildad los logros de su carrera. / juan herrero / efe

Judi Dench transmite autoridad y ha bordado papeles como la jefa del espionaje británico en la saga de James Bond o su oscarizada reina Elizabeth de Shakespeare in love, pero en la vida real la actriz británica, que ayer recibió el Premio Donostia del Festival de San Sebastián, no se considera poderosa. "No me considero poderosa de ninguna manera, no tengo poder", confesó en una multitudinaria rueda de prensa horas antes de recoger el tercer gran premio honorífico de esta 66 edición del certamen donostiarra, por una trayectoria marcada por personajes de carácter.

Dench ganó el Oscar a la mejor actriz secundaria con tan sólo unos minutos en pantalla en el filme de John Madden, pero ha estado nominada siete veces en total y también posee nueve premios Bafta, dos Globos de Oro y siete Laurence Olivier del teatro británico. En San Sebastián echó la mirada atrás para recordar sus comienzos. "Yo quería ser diseñadora de teatro, empecé a formarme para ello y querría seguir ahora, pero quizá es un poco tarde", bromeó, a sus 83 años.

A los que empiezan les digo que vean todo lo que puedan, en el teatro y en la vida. Y que no pierdan el entusiasmo"

Una visita a un montaje "extraordinario" de El rey Lear con Michael Redgrave le hizo cambiar de opinión. "Recuerdo volver a casa y decirle a mis padres que yo nunca sería tan buena, no tenía esa imaginación, así que decidí seguir los pasos de mi hermano Jeff y me apunté a la Escuela de Arte Dramático", relató.

Sus primeros pasos los dio en la compañía Old Vic y la Royal Shakespeare Company y en la década de los 70 y 80 su carrera se centró en el teatro. Su primera prueba para el cine fue desalentadora. "Una persona que ya no vive me dijo, 'Gracias por venir, pero nunca harás una película porque todo está mal con tu cara'", rememoró la actriz. Así que tardó en debutar en la pantalla grande, pero lo hizo, en 1964 con El tercer secreto y acabó trabajando con algunos de los cineastas más reputados de Occidente, como James Ivory en Una habitación con vistas (1985) o Kenneth Branagh, con quien ha colaborado una decena de veces.

Ha trabajado en más de cien títulos, muchos de ellos memorables, como Iris (2001), Diario de un escándalo (2006) o Philomena (2013). Su fama se multiplicó a partir de 1995, cuando pasó a formar parte de la saga del agente 007 como M, la jefa del servicio de inteligencia británico, papel que ha ejercido hasta Skyfall (2012).

Repasando los momentos más significativos de su carrera y las personas cuyo apoyo considera decisivas, salió a colación el nombre de Kevin Spacey, defenestrado profesionalmente tras la apertura de varias investigaciones por al menos ocho casos de agresión sexual en Estados Unidos y el Reino Unido.

La intérprete, de 83 años, recordó que después de morir su marido viajó a Nueva Escocia a rodar la película Atando cabos (2001), junto al actor de House of Cards: "Estaba muy mal, y él fue una ayuda inestimable para mí, me alegró la vida y me mantuvo al pie del cañón".

Preguntada por las acusaciones que pesan contra él, dijo no poder aprobar "de ninguna manera lo que dicen que ha hecho", pero al mismo tiempo subrayó que "es un actor maravilloso y un buen amigo" y cuestionó que Ridley Scott lo sustituyera, una vez filmada su parte, por el actor Christopher Plummer en la reciente Todo el dinero del mundo. "Me pregunto si tenemos que hacer esto en toda la Historia. ¿Tenemos que ir atrás y excluir de la historia del cine a cualquier persona que se haya comportado mal o haya cometido algún tipo de crimen?", planteó.

Una y otra vez, durante la rueda de prensa, la británica hizo gala de humildad. Preguntada por el secreto de su éxito, insistió en no menospreciar la suerte. "Lo haces lo mejor que puedes: tomas apuntes de lo que te dicen y pruebas otra cosa al día siguiente. Es suerte en gran parte, no es que seas la única ni la mejor. No hay que olvidar eso nunca".

Dice haberlo aprendido todo observando a los demás. Y por ahí van sus consejos para principiantes: "Que vean todo lo que puedan, que observen, en el teatro y en la vida", recomendó, "y, aunque es fácil decirlo cuando estas trabajando, no perder nunca el entusiasmo", manifestó la actriz, que en San Sebastián presentó la película de espíasRed Joan, basada en la vida de Melita Norwood, la espía británica más longeva del KGB, y aún tiene un par de estrenos por delante, entre ellos lo último de Branagh. "No me atrevo a rechazar ningún papel porque pienso que no voy a volver a trabajar", admitió la que, no obstante, es celebrada como una de las mejores actrices del mundo.

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