Cultura

La Joven Compañía lleva a Palma del Río una reflexión sobre el rol de la mujer

  • La tercera jornada de la Feria de las Artes Escénicas acoge el estreno de la comedia 'El nombre' y la danza 'El último verano'

Un momento de la representación 'Playoff'.

Un momento de la representación 'Playoff'. / RAfael morales

La Feria de las Artes Escénicas de Palma del Río ha programado esta edición diversos títulos en los que se reflexiona y profundiza sobre la situación de la mujer. Esto ocurrió ayer en Playoff de La Joven Compañía, una tragicomedia centrada en un equipo de fútbol sala integrado por mujeres que disputan el partido más importante de sus vidas. "Siempre que hacemos teatro lo utilizamos como un arma reivindicativa, de emoción y de vida. En este caso, hemos abordado la luchar por la igualdad de género", aseguró la directora de producción, Olga Reguilen.

En el escenario de la sala La Caseta, estas siete jugadoras fueron exteriorizando sus problemas cotidianos: "Durante el descanso del partido, ocurren una serie de incidentes que dan pie a tratar un montón de temas en torno a la mujer, como el deporte, la igualdad y, en general, en torno a los valores del ser humano", esbozó.

Además de La Joven Compañía -participante por primera vez en el festival-, Títeres Caracartón fue el otro grupo de artistas que actúo en la sesión matinal del jueves; en su caso con El secreto del hombre más fuerte del mundo, cuyo argumento se basa en ese secreto de Milón de Crotón, una marioneta del Gran Circo Tatán.

Respecto al catálogo de estrenos, los espectadores disfrutaron de dos novedades. De un lado, la compañía Gloria López Producciones presentó El nombre, una comedia delirante y emotiva protagonizada por una familia reunida ante la llegada de un nuevo miembro, aunque el hecho de ponerle nombre a la criatura servirá para originar situaciones de todo tipo. La segunda novedad fue El último verano, de La Casquería, una interpretación que se remonta al verano de 1978, cuando una instantánea da pie a reflexionar sobre la idea de juventud gracias a los rostros de las personas que aparecen en ella. Las directoras y fundadoras de La Casquería, Raquel López y Anna París, resaltaron "la frescura, la fisicalidad y la composición musical original" de esta coreografía con tintes setenteros.

El teatro Coliseo abrió sus puertas para ofrecer la obra Así que pasen cinco años. Una puesta en escena de Atalaya con la coproducción del Centro Dramático Nacional, en el que un joven cuenta que no se casará con su amada hasta que transcurra un lustro. Posteriormente, Fernando Hurtado y la Factoría Echegaray dieron movimiento a 37Guernica17, en un montaje cargado no sólo de danza sino que al mismo tiempo se mezclan la interpretación, las imágenes y las relaciones humanas: "No hacemos algo para entretener, sino para educar y reflexionar", señalaron desde la compañía. Tampoco faltó el ambiente sonoro; para ello, Lapso Producciones realizó un collage minimalista de bricolaje musical con Proyecto Voltaire / Música de mobiliario.

La última función de la jornada, ya en la madrugada del viernes, se escenificó en la Casa de la Cultura con Lysístrata (2.500 años no es nada). En esta producción, la compañía Las Niñas de Cádiz busca la similitud entre la escritura dramática de Aristófanes y las formas de expresión típicas del Carnaval de Cádiz.

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