Festival de la Guitarra de Córdoba

Culturas hermanadas a través de la música

  • Eva Yerbabuena une Japón y Andalucía a través del flamenco en ‘Cuentos de azúcar’ mientras que el folclore mexicano llega a la Axerquía con Lila Downs

Eva Yerbabuena, ayer, en el Gran Teatro.

Eva Yerbabuena, ayer, en el Gran Teatro. / Juan Ayala

El flamenco, una vez más, ha unido a Andalucía y a Japón; y esta vez ha sido a través del baile de Eva Yerbabuena. La bailaora y coreógrafa granadina abrió ayer la trigésimo novena edición del Festival de la Guitarra con Cuentos de azúcar, un espectáculo inspirado por el folclore y las leyendas de la isla japonesa de Amami.

Yerbabuena desarrolló buena parte de sus coreografías en el interior de una circunferencia realizada con filigranas metálicas como si fuesen olas. Porque, como ella misma cuenta, en Japón todo gira en torno al círculo.

Bailó al ritmo de distintos palos y deslizó su danza acompasada por el canto tradicional de la japonesa Anna Sato. Con una escenografía minimalista pero efectista, la granadina deleitó con su acercamiento a la cultura oriental a través de los palos del flamenco.

Hace tres años, Sato le regaló a Eva Yerbabuena un disco suyo dedicado a la música tradicional de Amami (conocida como Shima Uta) y esta quedó fascinada a pesar de las barreras idiomáticas que encontró.

La bailaora deleita con su acercamiento a la cultura oriental a través de distintos palos

Sin embargo, el lenguaje de la música es universal: el cancionero de Amami tiene su origen en los cánticos de los esclavos que trabajaban en la caña de azúcar cuando la isla fue colonia americana –estuvo siete años bajo el control estadounidense tras la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial–. Es decir, al igual que el flamenco, es una forma de expresar los sentimientos más profundos del alma: la vida, la muerte, la alegría, el desamor o la tristeza.

Entonces, decidió desarrollar un proyecto con la japonesa y el guitarrista Paco Jarana que se ha concretado en Cuentos de azúcar. En el escenario, junto a Yerbabuena estuvieron Paco Jarana (dirección musical y guitarra), Anna Sato (colaboración especial), Miguel Ortega y Alfredo Tejada (cante flamenco), Antonio Coronel (batería), Kaoru Watanabe (taiko), Rafael Heredia (cajón y congas) y Fernando Jiménez (baile).

La noche inaugural del Festival de la Guitarra tuvo forma de mujer, ya que el segundo espectáculo estuvo protagonizado por la cantante mexicana Lila Downs. Con una puesta en escena y vestimenta colorida, típica del folclore de su país, la artista presentó su último disco, Al chile, con el que se encuentra de gira por España.

Existen 68 variedades distintas de chile en México y, en su último disco, Lila Downs se lanza de lleno a este fruto picante como homenaje al sabor profundo de su país a través de las orquestas de pueblo y como modo de enfrentar sin rodeos polémicas como la política migratoria en EEUU.

Para ello, por ejemplo, versiona Clandestino de Manu Chao como denuncia de la situación de los niños en los centros de detención en suelo estadounidense y la perspectiva de la mujer.

El título del álbum hace referencia a una expresión típicamente masculina en México que significa hablar directo, con franqueza, tal y como la artista reflejó anoche en su concierto en el Teatro de la Axerquía.

Tampoco se olvida en este trabajo de la violencia que sufre México y que le ha tocado de cerca: Virgilio Ruiz, quien colaboró en este disco como director de la orquesta Tierra Mojada, falleció en 2017 víctima de un disparo de un grupo armado.

Además, por la mañana comenzó el programa formativo con el curso que Niño de Pura impartirá hasta este sábado bajo el título Técnicas y estudios para la velocidad, control y sincronización de los mecanismos técnicos de la guitarra flamenca.

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