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Los franceses se cuestionan cada vez más la presencia de sus tropas en Afganistán

  • Las nuevas revelaciones sobre la muerte de diez soldados galos aumentan el descontento con la presencia militar en el país asiático · La población afgana ya no soporta la intervención internacional

En Francia se cuestiona cada vez más el sentido de la intervención en Afganistán, especialmente tras la mayor pérdida de diez soldados. "Deberíamos preguntarnos qué es lo que hacemos en Afganistán", se pregunta el ex ministro de Defensa Paul Quiles.

Mientras los expertos en estrategia cuestionan la actuación militar, la oposición exige sencillamente retirar las tropas. "¿Qué es lo que hacen los soldados en ese lodazal?", se pregunta el diario Dernieres Nouvelles d'Alsace.

Para muchos ha sido un shock el hecho de que los talibanes pudiesen hacer tal despliegue de fuerza a tan pocos kilómetros de Kabul. "Desde la guerra de Argelia el Ejército no había vuelto a caer en una emboscada así", dijo un diputado consternado. Pero el presidente Nicolas Sarkozy se muestra contundente: "No tengo dudas. Si tuviera que tomar la decisión, enviaría el Ejército francés como lo hizo mi predecesor". La misión está justificada, añadió el también comandante en jefe. "Aquí se libra la lucha contra el terrorismo", concluyó.

Tal vez está justificada, pero ¿tiene éxito? ¿tiene sentido? La oposición tiene dudas al respecto. Hace unos meses los socialistas dibujaron el panorama de un "nuevo Vietnam" en el horizonte de Afganistán. Ahora el jefe del partido, François Hollande, pide un debate parlamentario. "¿Qué objetivos tiene esta guerra? ¿Cuántas tropas se necesitan para conseguir esos objetivos? ¿Está equilibrada la balanza?". Esto es lo que los socialistas piden que se aclare.

El ex ministro Quiles precisa dónde los socialistas ven el problema: "la construcción de Afganistán pasa, por supuesto, también por la erradicación del terrorismo, pero sobre todo por la reconstrucción civil".

"Francia no tiene nada que buscar en Afganistán", explicó el ex líder de la derecha radical, Jean-Marie Le Pen. "Los soldados no han muerto por Francia, han muerto en una guerra interminable que Estados Unidos dirige por sus propios intereses".

Que la cúpula del Estado Mayor del Ejército tiene dudas con la guerra de Afganistán es un secreto a voces en París. El jefe del Estado Mayor, Jean-Louis Georgelin, dijo hace unos meses: "Afganistán se está convirtiendo en un desorden incontrolable, y no tenemos interés en seguir involucrándonos". Voces de escepticismo se pueden escuchar también en círculos de estrategas y científicos. Sin una política coherente tiene poco sentido montar nada, señala el Instituto Francés para Análisis Estratégicos (IFAE).

Muchos expertos consideran que se está subestimando al adversario. A diferencia de lo que dicen sus gobiernos, los soldados de la OTAN no están luchando simplemente contra musulmanes radicales. "Sería más preciso hablar de un levantamiento de parte de la población pastún, en el que los talibanes participan, pero también señores de la guerra, narcotraficantes y la población que ya no soporta más la presencia occidental", puntualiza el analista de defensa Jean-Marc Balencie.

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