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La encarcelación de dos policías no evita otra jornada caótica en Grecia

  • El presunto homicida, un agente apodado 'Rambo' por sus compañeros, insiste en que disparó al aire al verse acosado por los radicales · La huelga general acaba en graves disturbios por quinto día

Grecia continuaba ayer, por quinto día consecutivo, sumida en un escenario caótico de algaradas callejeras, batallas campales de manifestantes contra la Policía y cuantiosos daños materiales. La jornada de huelga general convocada por los sindicatos registró menos seguimiento del previsto inicialmente, pero nada evitó que la vida habitual en las calles, y en la sociedad helena por extensión, volviera a verse alterada. Ni siquiera la prisión preventiva dictada para los dos agentes implicados en la muerte de Alexis Grigoropoulos, el joven de 15 años que el sábado murió por el impacto de bala de uno de ellos, rebajó la tensión. Ambos están acusados de homicidio intencionado y colaboración en homicidio.

Epaminontas Korkoneas, el policía autor del disparo, y su compañero Vasilis Saraliotis permanecerán bajo custodia hasta que se celebre el juicio. La decisión del juez se produjo después de que la defensa de los agentes asegurara ayer que los primeros datos del informe de balística señalan que el proyectil que mató al adolescente rebotó antes de impactar en su corazón. La familia del fallecido solicitará que un experto estudie esa prueba pericial, cuyo contenido aún no es oficial. Los dos agentes prestaron declaración ante el juez, ante el que insistieron en que no hubo intención de hacer daño al menor.

Korkoneas, apodado Rambo por sus compañeros, declaró que no apuntó a sangre fría sobre el fallecido e insistió en la versión de que el joven fue alcanzado de forma fortuita por el rebote de un disparo hecho al aire. Según esa versión, el pasado sábado él y su compañero fueron agredidos por un grupo de 30 radicales y entonces, asustado y temiendo por su vida, sacó el revólver y disparó dos o quizás tres veces pero, insistió, al aire.

Mientras tanto, el quinto día de disturbios, los más graves en décadas en el país, se saldó con lanzamientos de bombas incendiarias contra la Policía en los alrededores del Parlamento heleno. Cientos de personas se manifestaron en Atenas para protestar por las políticas económicas del Gobierno y furiosos aún por el asesinato de Grigoropulos, a lo que se suma la ira por los escándalos políticos, el aumento del desempleo y la pobreza. La Policía disparó gases lacrimógenos para intentar disolver la protesta y obtuvieron una respuesta en forma de piedras y botellas. Horas después se produjeron incidentes similares en el exterior de la Universidad Politécnica de Atenas, donde se han registrado los disturbios más graves.

La muerte de Grigoropoulos se ha convertido en una excusa para expresar la disconformidad con el Gobierno conservador de Caramanlis, que cuenta con una exigua mayoría de un escaño en el Parlamento. La oposición, que ayer reclamó incluso nuevas elecciones generales, trata de canalizar el malestar por las privatizaciones, las subidas de impuestos y la reforma de las pensiones.

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