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Las autoridades de la ciudad china de Urumqi prohíben asambleas y marchas

  • La medida muestra que sigue el clima de tensión una semana después de los disturbios

El Buró de Seguridad Pública de Urumqi, ciudad que vivió hace una semana los peores incidentes étnicos en China desde hace décadas, anunció la prohibición de "asambleas, marchas y manifestaciones", señal de que la localidad sigue en un clima de tensión pese a la relativa vuelta a la calma.

La prohibición fue anunciada la noche del sábado por la agencia oficial Xinhua y ayer apareció en carteles de varias zonas céntricas de Urumqi, como la Plaza del Pueblo, centro neurálgico de una ciudad donde las heridas de la masacre aún no han cicatrizado.

La tensión causó, por ejemplo, que la explosión en la mañana de ayer de un depósito de petróleo en una refinería del norte de la ciudad generara la alarma entre las fuerzas de seguridad, quienes horas después, no obstante, aseguraron que el suceso había sido un accidente, no un atentado.

Observadores de la situación señalaron que la prohibición de asambleas y marchas se dictó con miras a prevenir tensiones en el día de ayer, ya que se esperaba que familiares de fallecidos hace una semana recordaran a sus seres queridos en ceremonias funerarias. La tradición china marca que el séptimo día debe homenajearse a los muertos.

El Buró de Seguridad Pública advirtió de que dispersará cualquier asamblea ilegal "haciendo uso de los medios que se considere necesarios", y avisó contra cualquier ciudadano que muestre armas en público.

El pasado día 5, una manifestación de uigures musulmanes pidiendo en Urumqi que se investigara un linchamiento de miembros de su etnia en Cantón (sur de China) degeneró en ataques de ese grupo contra chinos han. Ello marcó el comienzo de cuatro días de hostilidades entre uigures y han, en los que murieron 184 personas (tres cuartas partes de ellos han, según las autoridades, que no aclararon todavía cuáles de esas muertes se produjeron el día 5 o en fechas posteriores).

China culpa del comienzo de los disturbios a organizaciones en el exilio, principalmente el Congreso Mundial Uigur de Rebiya Kadeer. La empresaria, exiliada en EEUU, niega toda relación con los incidentes y acusa al régimen de ser el verdadero culpable de la inestabilidad por ejercer desde hace décadas una política represiva y discriminatoria contra su etnia, que representa un 45% de los habitantes de Xinjiang (frente al 40% de chinos han).

La propaganda china combate estas críticas en los últimos días ofreciendo cientos de noticias en las que se ejemplifica la "armoniosa convivencia" de la mayoría han con la uigur y otras etnias en el país, minorías que representan menos del 10% de la población pero ocupan dos tercios de su área.

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