Robert Mugabe, el héroe que se transmutó en déspota

Un convulso continente Un país que se debate entre la desgracia y el horror

El presidente de Zimbabue celebra su cumpleaños con champagne, whisky y caviar mientras miles de sus conciudadanos mueren a consecuencia del cólera

Mugabe come una tarta durante la celebración del sábado.
Mugabe come una tarta durante la celebración del sábado.
Ralph Kruger / Harare

02 de marzo 2009 - 05:03

Robert Gabriel Mugabe es un hombre que provoca división de opiniones. Este escolar jesuita, que el sábado celebró oficialmente sus 85 años, es para algunos un hombre obsesionado con el poder y un déspota sin escrúpulos, pero para otros es uno de los últimos grandes héroes de la libertad en África.

A pesar de esto, en los últimos años las opiniones positivas han sido cada vez más escasas, así como sus seguidores y amigos, ya que su pueblo se encuentra en la miseria mientras él disfrutó de una opulenta y lujosa fiesta de cumpleaños.

Entre los encargos para el evento se encontraban 2.000 botellas de champagne, 500 de whisky, 8.000 langostas y 4.000 porciones de caviar.

Mugabe representa a la vieja guardia política del continente negro. Es un hombre airado y amargado, pero siempre combativo. Desde el año 2000 pasó de ser el niño mimado de Occidente a convertirse en un mandatario despreciado y controvertido. La expulsión de granjeros blancos, la represión política y la sequía llevaron a su país al caos. Desde entonces, el mantenimiento del poder es la única obsesión del que fuera en otros tiempos luchador por la libertad.

El experto táctico se desprendió de todo control democrático y se convirtió prácticamente en el mandatario único del país. El arzobispo Desmond Tutu denunció lo que muchos pensaban: atestiguó que el hombre con su curiosa barbita y grandes monturas de gafas se había transformado en un "monigote de líder africano".

"Era una estrella brillante en nuestro firmamento, alguien del que estábamos orgullosos. Es difícil entender la destrucción de su personalidad. Ahora está hambriento de poder y no se comporta de forma racional", opina el premio Nobel de la Paz surafricano.

El hijo de un carpintero hizo méritos indiscutibles en la liberación de su país del dominio blanco del régimen colonizador rodesio. Y después el intelectual siempre elegante y de brillante retórica confundió a amigos y enemigos durante mucho tiempo con un discurso equilibrado entre blancos y negros hacia la reconciliación.

Pese a declarar en sus ataques retóricos a los antiguos líderes coloniales británicos principales enemigos del país, aún hoy sigue cultivando un estilo de vida muy británico. Desde el servicio de té hasta su Rolls-Royce-Cabriolet: el presidente tiene costumbres de apariencia muy inglesa.

Mugabe, que realmente nació el 21 de febrero de 1924 en Kutama, estudió, entre otras cosas, economía, filosofía, derecho, historia e inglés. Se casó en segundas nupcias con su antigua secretaria Grace.

Tras su actividad como estudiante y profesor, además de su experiencia en la clandestinidad, huida, tortura y después de una larga época en prisión, llevó a Zimbabue en 1980 a la independencia.

Pero fracasó en dar un salto a una feliz vida de retiro: tras un cuarto de siglo como presidente, aún sigue amarrado desesperadamente al poder y confecciona las leyes a medida de sus necesidades para reprimir a la oposición e instrumentalizar su reforma agraria (con la expulsión de granjeros blancos) para mantener el poder.

Los críticos le acusan de imponer el terror, de culto a su persona y de corrupción. Se esfuerza una y otra vez por presentar a los extranjeros (blancos) como culpables de la miseria del país. Este discurso en África, donde en muchos otros lugares impera una gran desconfianza frente a Occidente, siempre encuentra a gente dispuesta a escucharle y a creerle.

Su retórica resiste aún entre Accra y Windhoek. Y muchos siguen creyendo su afirmación de que fueron las sanciones de la UE y Estados Unidos las causantes de la grave crisis económica que enfrenta el país, cuando en realidad sólo se dirigen contra Robert Mugabe y contra los miembros de su círculo de poder más cercano, que son los grandes beneficiarios .

stats