Relevo en europa Su presidente, Vaclav Klaus, es un euroescéptico convencido

Praga se enfrenta a la crisis del gas al asumir la Presidencia de la UE

  • La pugna energética que enfrenta a Rusia y Ucrania y la crisis de Oriente Próximo amenazan la labor de la República Checa, que está desde ayer al frente del bloque

La República Checa, que ayer tomó el relevo de Francia en la presidencia semestral de la Unión Europea (UE), deberá hacer frente de entrada a dos situaciones urgentes, la ofensiva israelí en la Franja de Gaza y la crisis del gas entre Rusia y Ucrania.

El conflicto de Oriente Próximo representa "un primer desafío en el que debemos demostrar algo", subrayó el miércoles por la noche el jefe de la diplomacia checa, Karel Schwarzenberg.

El primer ministro checo, Mirek Topolanek, anunció que está preparando la organización de una misión diplomática de alto nivel de la Unión a Oriente Próximo a fin de ayudar a solucionar el conflicto. Topolanek precisó que la misión incluiría al alto representante para Política Exterior y de Seguridad Común de la UE, Javier Solana; la comisaria de Relaciones Exteriores, Benita Ferrero-Waldner; el ministro checo de Asuntos Exteriores, Karel Schwarzenberg, y los jefes de las diplomacias francesa y sueca, Bernard Kouchner y Carl Bildt, respectivamente.

El otro tema de gran envergadura es la suspensión del suministro de gas ruso a Ucrania que tuvo lugar el jueves, lo que podría implicar perturbaciones en el abastecimiento a Europa.

Con la crisis económica global y el estancamiento institucional europeo, la tarea no parece fácil para el ahora presidente de turno de la UE, el primer ministro liberal Mirek Topolanek, mientras que la supervivencia política de su Gobierno de coalición pende de un hilo y la imagen de su país padece las posiciones euroescépticas del jefe de Estado, Vaclav Klaus.

El jueves por la mañana, a diferencia de otros edificios oficiales, la bandera estrellada de Europa no estaba colgada en el palacio de Praga en el que está la presidencia checa, tal y como había prometido el propio Klaus hace unas semanas.

El que se define como un "disidente europeo" considera la presidencia europea como "algo sin importancia".

Para él, las grandes cuestiones europeas incluyen "un aumento de fenómenos peligrosos como el feminismo radical, el ecologismo, la construcción social, la homosexualidad, el antiamericanismo y el multiculturalismo", como escribe en la web www.euserver.cz, "el portal del eurorrealismo".

Su rol exacto durante la presidencia europea todavía no ha sido establecido, pero debería limitarse a las tareas esencialmente honoríficas, como prevé la Constitución, según el ministerio checo de Relaciones Exteriores.

Mientras que durante los pasados seis meses el presidente francés Nicolas Sarkozy ha dado una dimensión muy personal al puesto de presidente en funciones de la UE, los checos por su parte auguran más un trabajo en equipo. "Siendo como es la República Checa un país de tamaño medio, la presidencia no será grandiosa como la que Francia ha querido ser porque debemos ser realistas en función del tamaño de nuestro país y a su posición en la Unión", declaró el viceprimer ministro Alexander Vondra esta semana. Los dirigentes checos se esforzaron a finales de año en calmar los temores sobre sus capacidades para pilotar de forma armoniosa una Unión en plena crisis económica e institucional, con el doble problema de no pertenecer a la zona euro y de no haber votado todavía el Tratado de Lisboa.

"Cuando se nos infravalora, podemos sorprender positivamente (...), si hubiera grandes expectativas que no pudiéramos satisfacer sería peor", se justificó Vondra.

El miércoles por la noche, el presidente francés Sarkozy llamó por teléfono al primer ministro Topolanek para desearle un "éxito total" y asegurarle el "completo apoyo de Francia".

La ceremonia oficial de transferencia de la presidencia europea está prevista para el 7 de enero con una cena de gala en el Teatro Nacional de Praga.

Durante la semana que viene el país, que cuenta con 10,4 millones de habitantes, organizará unas quince reuniones ministeriales europeas y cerca de treinta conferencias, con un presupuesto de 3.300 millones de coronas (124,5 millones de euros).

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