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Iraq no convence a sus vecinos para que cancelen la deuda y abran embajadas

  • La III Conferencia Ministerial en Kuwait concluye sin ningún compromiso claro por parte de los países árabes · El "resultado más importante" de la cita es que la próxima reunión tendrá lugar en suelo iraquí

Los estados vecinos de Iraq concluyeron ayer su III Conferencia Ministerial en Kuwait con un llamamiento al apoyo del Gobierno de Bagdad, pero sin ningún compromiso claro de los árabes a cancelar la deuda iraquí o a abrir embajadas en ese país.

En la reunión, la tercera de este tipo tras las que tuvieron lugar desde mayo de 2007 en Egipto y Turquía, estuvieron representados los países del G8, varios de ellos por sus ministros de Exteriores, así como la ONU, la Unión Europea, la Liga Árabe y el Consejo de Cooperación del Golfo Pérsico (CCG).

El jefe de la diplomacia kuwaití, el jeque Mohamad Sabah al Salem, anunció que el próximo encuentro de los vecinos -Arabia Saudí, Irán, Turquía, Jordania, Siria y Kuwait- tendrá lugar en Iraq, algo que consideró como el "resultado más importante de la reunión".

Otro resultado es que "se ha confirmado que el Gobierno iraquí controla todo el territorio de Iraq", lo que indica una mejora en la situación de la seguridad, añadió el jeque Mohamad, según la televisión kuwaití.

Kuwait es el único país árabe que ha confirmado que tendrá una embajada en la muy protegida Zona Verde, en Bagdad, sin decir cuándo, aunque el canciller kuwaití reiteró que "estamos esperando que (Iraq y Kuwait) nombren a sus embajadores".

La apertura de embajadas árabes en Iraq y la cancelación de la deuda de ese país, valorada en unos 40.000 millones de dólares, es una exigencia de EEUU y del Gobierno del primer ministro iraquí, el chií Nuri al Maliki, como apoyo al Ejecutivo de Bagdad.

La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, ha presionado para un "apoyo político y económico" a Iraq durante la reunión de ayer y en su encuentro del lunes en Manama con los aliados árabes de Washington (Egipto, Jordania, Arabia Saudí, Omán, Qatar, Kuwait, Bahrein y los Emiratos Árabes Unidos).

Al Maliki, por su parte, dejó claro ayer en Kuwait que ese apoyo árabe es imprescindible para el proceso político y de reconstrucción en Iraq.

"El intercambio diplomático contribuirá a consolidar la seguridad y la estabilidad", dijo Al Maliki en Kuwait, tras instar a que los vecinos de su país "refuercen la seguridad de la frontera" para evitar la infiltración de terroristas y prohíban las fatuas (decretos religiosos) que crean conflictos sectarios en Iraq.

Al Maliki también instó a la suspensión de las indemnizaciones que Bagdad paga a los países afectados por la ocupación de Kuwait durante seis meses -entre 1990 y 1991- por el Ejército del ex presidente iraquí Sadam Husein.

El titular de Exteriores kuwaití indicó, en una conferencia de prensa al término de la reunión, que el tema de las indemnizaciones "es un asunto de las Naciones Unidas" y que esa organización internacional es la que "debe decidir sobre esa cuestión".

Sobre la deuda iraquí, el jeque Mohamad dijo que Kuwait mantiene contactos con Bagdad al respecto, pero que "el asunto es examinado también por el Gobierno y el Parlamento" kuwaitíes.

Los reunidos en Kuwait aprobaron un comunicado final en el que reiteran el llamamiento para que "todos los estados, especialmente los vecinos de Iraq, abran embajadas y envíen embajadores a ese país".

El escrito también insta a la colaboración con el Gobierno iraquí en la lucha contra el terrorismo y apoyen al proceso político y la reconciliación nacional en Iraq, y elogia los esfuerzos del Ejecutivo de Bagdad para desarmar a las milicias.

Al margen de la conferencia sobre Iraq, Kuwait acogió una reunión sobre el Líbano, a la que asistieron los cancilleres y representantes de EEUU, Francia, el Reino Unido, Italia, Alemania, Egipto, Jordania, Kuwait, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos, así como la ONU, la Unión Europea y la Liga Árabe.

Los participantes pidieron la elección "inmediata y sin condiciones" del comandante en jefe del Ejército libanés, el general Michel Suleimán, como presidente de ese país para poner fin al vacío presidencial que vive el Líbano desde el pasado mes de noviembre.

Asimismo, instaron a la formación de un gobierno de unidad nacional y la celebración de elecciones generales y de un diálogo entre los diferentes grupos políticos libaneses, tal como exige la iniciativa de la Liga Árabe.

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