El presidente electo de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, se reunió este martes en Río de Janeiro por primera vez con varios de sus aliados tras las elecciones del domingo para preparar su equipo de transición. Baraja hasta 15 nombres para sus ministros, según confirmaron sus colaboradores a medios brasileños, entre los que figura el juez que mandó a prisión a Lula da Silva.

El presidente, quien generó un terremoto político en Brasil con su elección en la segunda vuelta de los comicios pese a su imagen de homófobo, xenéfobo y radical antisistema, se desplazó hasta la casa de un empresario cercano en Río bajo fuertes medidas de seguridad.

Los nombres considerados como fijos para el Gobierno que asumirá funciones el 1 de enero son el del gurú económico neoliberal Paulo Guedes, para el Ministerio de Economía, y el del diputado conservador Onyx Lorenzoni, previsto como jefe de gabinete.

El propio Bolsonaro señaló en una entrevista que baraja además el nombre de un magistrado famoso para el Ministerio de Justicia: el juez estrella de la causa anticorrupción Lava Jato (Lavado de autos), Sérgio Moro.

Moro, conocido por haber condenado a prisión al ex presidente del partido de izquierda PT, Luiz Inácio Lula da Silva, no se ha manifestado por ahora sobre la posible incorporación al Gabinete.

Moro, juez de primera instancia de Curitiba, es celebrado por la derecha por la lucha anticorrupción, aunque también es polémico en círculos de izquierda, pues lo acusan de actuar en su tribunal con motivaciones políticas.

Por su parte, Guedes, un economista cercano al grupo neoliberal de los llamados Chicago Boys, aseguró en el marco de la reunión que reformar el deficitario sistema de pensiones será una de las prioridades del Gobierno.

Esa reforma "es la más importante y la más rápida", dijo ante reporteros Guedes, principal asesor económico de Bolsonaro, que evitó sin embargo mencionar plazos durante sus declaraciones al margen de una reunión con Bolsonaro y de los otros colaboradores en Río.

La reforma de las pensiones es uno de los proyectos que el actual presidente, el conservador Michel Temer, no consiguió impulsar en los últimos dos años a causa de la resistencia del Parlamento. La iniciativa es además muy impopular entre la población.

Aunque Bolsonaro no tendrá una mayoría legislativa en la tradicionalmente fragmentada Cámara brasileña, se estima que el próximo presidente podrá lograr los apoyos necesarios en el nuevo Parlamento entre grupos centristas y de centro derecha.