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Bolivia recupera la calma tras una jornada de violencia y saqueos

  • El Gobierno de Evo Morales acusa a los grupos opositores de instigar un golpe de Estado civil

La ciudad boliviana de Santa Cruz recuperó ayer la calma tras los enfrentamientos ocurridos el martes entre fuerzas de seguridad y opositores autonomistas que saquearon varias instituciones estatales, en los que hubo más de 50 heridos.

El centro de la ciudad amaneció con un ambiente de cierta inquietud que se fue disipando a medida que los comercios abrieron sus puertas y comenzaron a retirar los cartones y tablones con que protegieron sus escaparates durante los disturbios.

La tranquilidad reinante sólo se vio ligeramente alterada por los saqueos que protagonizaron algunos jóvenes estudiantes en la oficina de la telefónica estatal Entel, la más importante de Bolivia, motivando que se quedaran sin telefonía móvil todos sus clientes.

Los manifestantes en Santa Cruz tomaron las instituciones del Estado como medida de protesta para exigir al Gobierno que devuelva a las regiones los recursos de un impuesto a los hidrocarburos que ahora está destinado a pagar un bono a la vejez.

En las oficinas del Comité Cívico Cruceño, entidad a la que el Gobierno señala como instigadora de lo que considera un golpe de Estado civil, su presidente, el empresario Branko Marincovic, responsabilizó de lo sucedido al Ejecutivo que preside Evo Morales.

"Ayer se desbordaron los ánimos de toda la población al ver la violencia desmedida con la que atacó el Gobierno", dijo Marincovic en rueda de prensa.

Mientras tanto, los grupos cívicos opositores continuaron el desafío al Gobierno y cortaron ayer el suministro de gas natural a Argentina y parcialmente a Brasil tras ocupar una planta petrolera.

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