MUNDIALES EN EL RECUERDO

1998. El triunfo de una Francia multirracial

Zidane, entre Lizarazu y Desailly,

Zidane, entre Lizarazu y Desailly,

A pesar de que se habían celebrado ya 15 ediciones del Campeonato del Mundo, el palmarés era terreno exclusivo de unas pocas selecciones. Brasil, Alemania, Italia, Argentina y Uruguay habían copado 14 de los 15 títulos -la Inglaterra del 66 completaba el cuadro- y entre los cuatro primeros sumaban nada menos que 20 de los 30 finalistas hasta ese momento.

Pero en Francia 98 se rompería la racha. En el primer Campeonato del Mundo con 32 selecciones presentes en la fase final, el éxito le correspondió al equipo local, a una Francia que en los 80 había rozado la gloria con la generación de Platini, Giresse, Tigana, Tresor, Rocheteau, Luis Fernández, Papin... -había sido cuarta en España y tercera en México- pero que venía de una etapa oscura en la que había faltado a los dos últimos Mundiales. Particularmente dolorosa fue su eliminación para el Mundial del 94, cuando le bastaba un punto en las dos últimas jornadas y cayó en el Parque de los Príncipes ante la colista Israel y la Bulgaria de Stoichkov y Kostadinov, luego cuarta en Estados Unidos.

Pero ahora jugaba en casa, y estaba ante su gran oportunidad. Para ello, Aime Jacquet había conformado una selección con un puñado de veteranos -Blanc, Desailly, Djorkaeff, Deschamps...- y representantes de las nuevas hornadas de futbolistas galos, comandados por Zidane y el joven Henry, que alcanzaron la final con algún que otro sobresalto, pues necesitó los penaltis ante Italia en cuartos y tuvo que ser el defensa Thuram, insólito en él, el que desatascara con dos goles la semifinal ante Croacia. En el Parque de los Príncipes aguardaba Brasil, con un equipo temible al que unos graves problemas físicos de Ronaldo antes de la final -se habló de epilepsia, aunque luego se confirmó que fue una crisis cardiaca- lastraron de manera determinante. Ronaldo jugó todo el partido, pero Francia no dio opción y se incorporó al selecto club de los campeones.

Fue el triunfo de una Francia multirracial, reflejo de lo que el país ya era a finales del siglo XX . Una Francia que mezclaba futbolistas de origen africano como Vieira, Desailly y Zidane, antillanos como Henry, Thuram y Lama, hijos de la emigración europea como Candela, Pires o Boghossian, el neocaledonio Karembeu... con otros de ascendencia exclusivamente francesa, y cuya configuración provocó una cierta polémica entre los sectores más recalcitrantes de la derecha gala, muy reacia ante los que consideraba "extranjeros". Son muchos, en cualquier caso, los que creen que el triunfo en el Mundial hizo más por la integración que décadas de política.

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