España

La necesidad del primer puesto

  • Al equipo nacional le conviene evitar la parte del cuadro en la que viajarán potencias como Francia, Brasil, Alemania o Bélgica

  • El liderato sería una reafirmación moral tras la crisis

Diego Costa y Sergio Ramos, ayer en la sesión de trabajo de la selección.

Diego Costa y Sergio Ramos, ayer en la sesión de trabajo de la selección. / Javier Etxezarreta / efe

Ser primera de grupo en el Mundial ya no es un objetivo secundario para la selección española de fútbol, sino que los avatares del destino y la necesidad de reafirmación moral lo convirtieron ayer en toda una necesidad.

"Ahora lo importante es pasar primero e ir por el cuadro derecho, que parece más fácil con selecciones menos potentes", reflejó el defensa Dani Carvajal, uno de los jugadores más autoexigentes del vestuario español, tras el triunfo 1-0 ante Irán en la segunda jornada del Grupo B.

El panorama en el cuadro permanece difuso porque sólo la selección de Marruecos, su rival del lunes, está ya fuera de toda posibilidad. A España le valdría incluso el empate para pasar y necesita un triunfo, y con goles, para encauzar su clasificación como primera de grupo. Lo mismo que Portugal, igualada a cuatro puntos con los españoles y con uno más que Irán.

Es difícil hacer previsiones en este Mundial tan loco y lleno de sorpresas, pero la lógica invita a pensar que el primero del Grupo B se enfrentaría a Rusia o Uruguay en octavos y evitaría pasar a la parte del cuadro en la que viajarían selecciones como Alemania, Brasil, Francia o Bélgica, cuatro de las principales aspirantes.

Además, el combinado español tampoco vería con desagrado la posibilidad de medirse a Croacia en cuartos de final. Pero esto son sólo cábalas tempranas. Lo que es indudable es que, más allá de la especulación con los rivales, España también necesita el refuerzo anímico que supondría terminar la primera fase como primera de grupo. Ello significaría haber solucionado su choque ante Marruecos con solvencia y enviar un mensaje: a los rivales y a sí misma.

España está viviendo un Mundial montado en una montaña rusa. Despidió a Julen Lopetegui como seleccionador dos días antes de su debut en el Mundial, empató 3-3 ante Portugal dejando una buena imagen y las expectativas se volvieron a ver rebajadas con su mínimo triunfo 1-0 ante Irán.

El optimismo de los futbolistas contrasta con la incertidumbre que vive la prensa y los hinchas, que no saben qué esperar de un equipo brillante ante Portugal y atascado, incluso temeroso en ciertas fases de la segunda parte, ante Irán.

"Somos así nosotros, nos gusta mirar lo malo en vez de lo bueno. Pero hay que ser positivos en la vida, sabiendo que hemos de mejorar cosas, como en todo en la vida, pero esperad un poco a darnos palos", le dijo el jueves a los periodistas el lateral Jordi Alba.

No habrá que esperar demasiado para comprobar en qué punto exacto de su particular montaña rusa se encuentra la selección española. Será el lunes, en Kaliningrado, ante Marruecos, el partido que marcará no sólo en qué posición acaba en el grupo y qué camino sigue, sino cuál es el estado real de su fútbol y qué aspiraciones tiene para un Mundial sin favorito.

También necesita ese refuerzo su nuevo seleccionador, Fernando Hierro, un hombre muy permeable a las críticas y con la necesidad de reivindicarse como entrenador.

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