Mundial 2018 Rusia

Lloris, las manos para la final

Hugo Lloris detiene un disparo en el partido ante Bélgica.

Hugo Lloris detiene un disparo en el partido ante Bélgica. / ZURAB KURTSIKIDZE / efe

La noche casi clara de San Petersburgo no fue para las estrellas. En un duelo de semifinales trabado y difícil, los héroes que pusieron a Francia en la final del Mundial de Rusia 2018 fueron un defensa y el portero Hugo Lloris.

El central Samuel Umtiti mandó en el minuto 51' un potente cabezazo al fondo de las redes para sellar la derrota por 1-0 de Bélgica y hacer soñar a les bleus con su segunda estrella de campeón del mundo tras la conseguida en 1998.

Lloris, que celebró de rodillas en el campo tras el pitido final, tuvo también dos grandes momentos. El meta estiró una mano providencial en el minuto 21' para evitar que Toby Alderweireld enviase la pelota al fondo de las redes tras encontrársela suelta tras un córner.

Y en el segundo tiempo, cuando los diablos rojos apretaban en el San Petersburgo Arena por conseguir el empate y mantener su sueño de la final, el portero del Tottenham paró un bombazo de Marouane Fellaini para mantener el 1-0.

Las estrellas no consiguieron aparecer en San Petersburgo. Antoine Griezmann y Kylian Mbappe lo intentaron en vano, el último con un gran disparo en los minutos finales, aunque sí participaron con la pelota en los mejores momentos del cuadro galo en el encuentro.

Pero Thibaut Courtois, el mejor portero de Rusia 2018 hasta la noche de ayer, le sacó en el 96' un disparo a Corentin Tolisso en una de las ocasiones más claras de Francia.

Lloris había llegado a semifinales como el menos destacado de los cuatro porteros que peleaban por el título. No cometió errores, pero tampoco había brillado en exceso.

En los octavos frente a Argentina tuvo que recoger la pelota tres veces del fondo de su portería, aunque en alguno de esos goles la mala fortuna le impidiese salvar a su equipo.

Ante Uruguay, en el siguiente partido, tuvo tan poco que hacer que su imagen se vio en las pantallas de todo el mundo sobre todo por una libélula que se le metió en la boca y que estuvo a punto de tragarse. La ofensiva charrúa se despidió al final sin haberlo probado en serio, aunque siempre mantuvo el tipo.

La prueba de fuego para Lloris llegó anoche, frente a la poderosa ofensiva belga y el tridente de los diablos rojos Eden Hazard, Kevin De Bruyne y Romelu Lukaku. Y el cancerbero galo cumplió, sobre todo con esas dos intervenciones que impidieron que los belgas se metieran en el partido.

Ahora, aunque no tenga el toque carismático que consiguió Fabien Barthez, el mítico portero de la Francia campeona de 1998, el cumplidor y sobrio Lloris tendrá este domingo la oportunidad de convertirse en el segundo capitán francés de la historia en levantar la Copa del Mundo.

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