Los vehículos de propulsión eléctrica representarán entre el 7% y el 8% de las ventas mundiales en la próxima década de 2020, frente al 1% que suponen en la actualidad.

Asimismo, para finales de dicho periodo este porcentaje ascenderá hasta un 19% a medida que se reducen los costes de la producción de baterías, se mejora la autonomía de este tipo de automóviles y la infraestructura de carga se expande, según un informe elaborado por Moody's.

La agencia de calificación destaca que durante esta transición "negativa" para el crédito del sector de la automoción los fabricantes se servirán de vehículos híbridos o de pila de combustible para cumplir las políticas ambientales de emisiones de dióxido de carbono (CO2) impuestas por los gobiernos.

El vicepresidente senior de la entidad, Bruce Clark, advierte de que la electrificación requerirá una "considerable" inversión de capital por parte de los fabricantes de automóviles, pese a que los vehículos los eléctricos ofrecen una menor rentabilidad para las marcas que los impulsados por motores de combustión interna. Así, defiende la necesidad de que las marcas presenten balances sólidos y una gran liquidez.

Por ejemplo, en el mercado estadounidense, los fabricantes podrían perder entre 7.000 y 10.000 dólares (5.600 y 8.000 euros) por cada vehículo eléctrico.

"Además, las inversiones en electrificación ocurrirán al mismo tiempo que la industria gasta en otras tecnologías en rápido desarrollo, como la conducción autónoma, la conectividad y el coche compartido, presionando aún más los retornos", añade Clark.

Por otro lado, Moody's subraya que las automovilísticas deberán invertir en múltiples tecnologías de propulsión de manera simultánea por si cambian las condiciones del mercado y aumentan los riesgos asociados con la electrificación.