Las baterías de iones de litio podrían contaminar de un modo no previsto
Movilidad sostenible
Una subclase de sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS) usada en las baterías de iones de litio se ha convertido en una fuente de contaminación creciente de contaminación del aire y del agua. Esto puede suponer que los coches eléctricos sean más contaminantes de lo que parece más allá de por el uso de materiales tóxicos como cobre, níquel, etc.
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Los PFAs son un grupo de más de 9.000 agentes químicos sintéticos que se acumulan a lo largo del tiempo en los seres humanos y el medio ambiente. Estas sustancias son prácticamente eternas por su baja degradación a lo largo del tiempo -utilizan enlaces muy fuertes de flúor y carbono- y se encuentran desde en la ropa a utensilios de cocina, pasando por envases, maquillajes...
Según la Agencia Europea de Medioambiente los PFAs podrían provocar problemas de salud como daños hepáticos, en tiroides, obesidad, infertilidad o cáncer y son utilizados, fundamentalmente, en la industria.
Están presentes, igualmente, en las baterías de iones de litio, sea cual sea su aplicación, desde electrónica de consumo a herramientas, pasando por teléfonos móviles y hata los vehículos eléctricos -un recurso, pues, cada vez más empleado y común en nuestro entorno, con un crecimiento exponencial en la próxima década- y, según las pruebas efectuadas por un equipo de investigación de Texas Tech publicadas en Nature Communications, los llamados sulfonimidas de bis-perfluoroalquilo (bis-FASI) que hay en ellas tienen una persistencia y ecotoxicidad comparable a compuestos como el ácido perfluorooctanoico (PFOA). Los bis-FASI son tóxicos para animales y plantas acuáticas en tanto que afectan a su metabolismo aunque, a diferencia de otros PFAs, aún no se han estudiado en humanos.
"Nuestros resultados revelan un dilema asociado con la fabricación, eliminación y reciclaje de infraestructura de energía limpia", explica la coautora del estudio, Jennifer Guelfo, profesora asociada de ingeniería ambiental de la Universidad Texas Tech. Y si bien el coche eléctrico es vital para reducir emisiones contaminantes, reflexiona, "no debería tener como efecto secundario aumentar la contaminación por PFAS. Necesitamos facilitar tecnologías, controles de fabricación y soluciones de reciclaje que puedan combatir la crisis climática sin liberar contaminantes altamente recalcitrantes".
Los investigadores realizaron su estudio tomando muestras de aire, agua, nieve, suelo y sedimentos cerca de fábricas de Minnesota, Kentucky, Bélgica y Francia, hallando concentraciones de bis-FASI muy altas, en general. Estos compuestos pueden entrar en el medio ambiente a través de la eliminación de productos, incluidas las baterías de iones de litio.
Las pruebas mostraron que los bis-FASI no se descomponen por oxidación, aunque sí puede reducirse usando carbón activado granular o intercambio iónico, métodos utilizados ya usados para eliminar los PFAs del agua potable.
Esto lleva a que, ante la necesidad de disponer de una movilidad altamente electrificada, sea necesario mejorar los procesos productivos para evitar contaminaciones de este tipo, minimizando al máximo la huella. Incluso deberían aplicarse las medidas correctoras necesarias en el caso centros donde se desechen, sea cual sea su origen; o se reciclen, uno de los retos a futuro aún con poco impacto en la cadena de fabricación de celdas.
"Deberíamos aprovechar el impulso que hay detrás de las iniciativas energéticas actuales para garantizar que las nuevas tecnologías energéticas sean verdaderamente limpias", advierte Guelfo, mientras que Lee Fergurson, coautor del estudio, señala que deberían actualizarse los nuevos niveles máximos de contaminantes con estas sustancias.
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