Durante el mes de mayo, el barrio de San Basilio transforma la paz y el sosiego del resto del año en una marea humana de visitantes que confiere a este centro neurálgico de los Patios un sabor especial. Este bullicio se hace todavía más patente durante los fines de semana, cuando miles de turistas llegan a Córdoba para recrearse con esta tradición centenaria.
Aunque ayer no fue uno de esos días soleados que invitan a salir a la calle para disfrutar al cien por cien de los Patios, eso no importó a los turistas, quienes -preparados con paraguas y chubasqueros por si la tormenta sorprendía, como finalmente hizo- se echaron a la calle para recrearse con las macetas de gitanillas y petunias colgando de las paredes y de los balcones y las tapas de las tabernas tradicionales. De hecho, el agua que cayó a partir de las 15:00 no afectó en absoluto a la afluencia de visitantes, pues entre las 14:00 y las 19:00 estos espacios permanecen cerrados para los turistas, para abrir de nuevo sus puertas hasta la medianoche.
Antes de que las casas de San Basilio abrieran sus portones, los visitantes hacían tiempo recorriendo las enrevesadas calles de uno de los barrios más castizos de la ciudad. "Hemos llegado de Huelva sobre las 10:00, y nos hemos venido directamente para acá porque nos han dicho en el hotel que los cierran entre las 14:00 y las 19:00", decía Pepe, que había venido con su mujer y tres parejas más para conocer esta celebración popular.
La familia de Araceli López -la propietaria del patio de la calle Martín de la Roa, 2- no daba abasto para organizar la masiva afluencia de turistas para ver su casa, una de las más bellas de este enclave de la ciudad. Las más de 400 macetas colgadas de las paredes, el trozo de muralla que decora el patio, o la variedad floral son algunos de los muchos atractivos que ofrece este espacio, que ha sido reconocido en más de una ocasión en el Festival de los Patios cordobeses.
De entre los miles de turistas que pasan durante los 12 días de celebración por estas casas, Araceli ha llegado a una conclusión: "Los visitantes que no son de la ciudad, los que vienen de ciudades donde no hay tanta tradición floral, aprecian más esta celebración que los propios cordobeses". Este mismo argumento compartía la hija de la propietaria -Araceli Valle-, quien precisaba que "la mayoría de los turistas se quedan impresionados". A tenor de los comentarios de las personas que salían de Martín de Roa, 2 esta opinión es una verdad como un templo. "No me podía imaginar que esto fuera tan hermoso, mi madre me había dicho que había que venir a Córdoba en mayo, pero jamás me imaginaba que fuera así; ni que hubiera tanta gente", decía Rosario y Alfonso, una pareja de recién casados que había aprovechado los últimos días de vacaciones por boda para conocer esta tradición. "Tenemos nuestra ruta hecha, así que ahora vamos a San Basilio, 14, aunque viendo la cola a lo mejor hacemos un alto en el camino en alguna de las tabernitas de por aquí", comentaban entre risas.
Al entrar en esta casa, los ojos se van irremediablemente a las más de 650 macetas pintadas de color marrón que cuelgan de todas sus paredes. Esta obra artística es obra de Lola Jurado y de su suegra, Enriqueta Moya, quienes viven estos días para y por los cuidados de su patio. La expectación que despierta esta casa de San Basilio se reflejaba en la interminable cola que aguardaba a que llegara su turno para entrar a su interior. La hilera de personas iba desde este patio hasta la calle de Enmedio, pues había que aprovechar la mañana para recorrerse palmo a palmo este típico enclave cordobés.
Luis y Carmen María habían llegado a un pacto cuanto menos interesante. Para no perder el turno, mientras uno se quedaba en la cola, el otro se daba una vuelta por el resto de las calles para ver las rejas y balcones decorados con flores. "Nos vamos esta tarde para Sevilla porque mañana tenemos una comunión, así que vamos a aprovechar todo lo posible la mañana", decía Carmen María mientras esperaba a que su novio volviera del paseo. "A lo mejor volvemos el fin de semana que viene, pues estamos a poco más de una hora y merece mucho la pena", remarcaba Luis mientras cedía el testigo a su pareja.
Lo cierto es que la espera merecía la pena, y Lola y Enriqueta veían sus esfuerzos recompensados con halagos. "Lo cierto es que esto tiene mucho trabajo, pues las plantas son muy delicadas y se pueden ir facilmente", decía Enriqueta mientras señalaba a las reinas de su patio: una begonia de 40 años y una costilla de Adán de 30. "Durante el fin de semana viene gente de todo el mundo, sobre todo grupos de turistas de otras provincias de Andalucía". El hijo de Enriqueta apuntaba que, aunque los patios no abren por la tarde hasta las 19:00, muchas veces se ven en el compromiso de abrir un poquito antes, "ya que nos piden por favor entrar un poco antes porque el autobús de los turistas se marcha a media tarde".
La siguiente parada en el centro neurálgico de los Patios es San Basilio, 22, una casa propiedad de Ana de Austria que tiene más de 750 plantas entre azucenas, rosales, jazmines, damas de noche o petunias, entre otras muchas variedades.
Además, es el único recinto que cuenta con un pozo y un pilón típicos de Córdoba, otros dos de los grandes atractivos de este patio. "Lo que más gusta a los turistas son los claveles, pues son muy bonitos y coloridos", decía la propietaria. La cola para entrar a este patio también era interminable, aunque las personas que aguardaban para verlo se recreaban mientras tanto con las rejas de la casa de enfrente, propiedad de Blanca Ciudad y que han obtenido hasta en cinco ocasiones reconocimientos en el marco del Concurso municipal de los Patios.
La casa que posee la Asociación de Amigos de los Patios en este mismo barrio también atraía a muchas personas, aunque este recinto no forma parte del concurso ni se encuentra habitadu durante el año. Este patio también recibía muy buenas críticas de parte de todas las personas que ayer lo contemplaron de cerca.
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