Mayo Festivo

Una fiesta internacional

  • Los extranjeros que debutan en El Arenal destacan el tamaño de la Feria, el ambiente de las casetas y los trajes de faralaes

Esa Roppanen y Viivu Kilkku son dos de los extranjeros que han aprovechado su estancia en Córdoba para disfrutar de un día de Feria. Ambos finlandeses. Él, de 23 años, y ella, de 22, asomaron ayer por el recinto de El Arenal con cierta timidez pese a llevar desde septiembre en la capital. Pisaron el albero casi con miedo, como desorientados, y miraron a su alrededor con cierto desconcierto. En cierto modo reconocieron que se sentían sorprendidos por el tamaño de la Feria, que es muy superior al de cualquier fiesta local de su Finlandia natal, y un ambiente bastante diferente al de allí. Son muy contados los extranjeros que, como Esa y Viivu, se pasearon ayer por el recinto de El Arenal para vivir una nueva experiencia, la enésima en lo que va de mes. Nada que ver con los Patios, las Cruces de Mayo ni cualquiera de las fiestas a las que suelen acudir los fines de semana para desconectar de sus estudios de español, y así lo señalaron. Las francesas Chloé Dufovil y Marianne Ouvry, de 21 y 19 años, y la polaca Anna, de 29, fueron otros de los que cruzaron ayer bajo la monumental portada de la Feria cordobesa para "pasarlo bien".

La caseta El Albero, en la calle Puente Romano aunque con entrada por Guadalquivir, fue el punto de encuentro de algunos de ellos, concretamente aquellos que están de intercambio para cursar sus estudios de Filología Hispánica. Los primeros en llegar fueron precisamente la pareja de finlandeses, ambos en ropa veraniega a pesar de que la temperatura invitaba a la manga larga. Tras probar una copita de rebujito hecho con fino Montilla-Moriles, empezaron a hablar sobre la que fue su "primera experiencia" tanto en la Feria cordobesa como en cualquier otra feria de España, y eso que ella estuvo en años anteriores en Madrid y las Islas Canarias.

"La música, la comida, la bebida, todo me gusta mucho", precisó Viivu, algo menos tímida que su compañero. Él, por su parte, destacó que lo que más le ha sorprendido es el gran número de personas que acuden por la noche a El Arenal. Ayer, se desplazaron por el día para almorzar, bailar y, como puntualizaron, disfrutar con todos esos detalles que confluyen en la Feria. Los vestidos de faralaes y los coches de caballos se encontraban, lógico, entre los principales objetivos de sus miradas.

Quienes si subieron a un coche de caballos para fotografiarse fueron las francesas Chloé y Marianne, para las que la de este año ha sido también la primera vez que han pisado una feria. La primera de ellas, con un perfecto castellano, apuntó que "lo único que medio me podía imaginar es la zona de atracciones, pero los espacios de casetas y la música que suena ahora -sevillanas- ni se me pasaba por la cabeza". Marianne, que asentía con la cabeza mientras su amiga hablaba, declaró que "tal vez, lo que vemos que es más típico de todo es el ambiente que hay en la caseta". Aunque reconocieron que no saben bailar sevillanas, sí se comprometieron "a hacer lo que se pueda antes de que nos vayamos de España".

Anna, de Polonia, por su parte, no ha venido a Córdoba por motivos de estudios, pero tampoco quiere irse de esta ciudad "sin conocer la Feria". Ha estado en Granada y Sevilla y por medio de su amigo Sergio, que sí es de esta capital, "he podido venir a Córdoba a conocer". Aunque no se defiende en castellano como los anteriores, el nivel que tiene del idioma le permite comunicarse de manera más que suficiente. "Es todo bastante grande y la música y las luces son muy bonitas", destacó esta polaca, que hoy mismo se marchará de la ciudad.

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