Paula Padilla y Matías Comino | Cantante y guitarrista de O Sister!

"Ahora cuesta todo el doble, pero nuestra responsabilidad es llevar energía a la gente"

  • El grupo sevillano de 'swing' presenta su nuevo disco, 'Nobody cares', el próximo domingo 31 en el Teatro de la Maestranza, donde el sexteto, tras 12 años de carrera, actuará por primera vez

De izquierda a derecha, arriba, Pablo Cabra y Paula y Marcos Padilla; abajo en el mismo sentido, Matías Comino, Helena Amado y Camilo Bosso.

De izquierda a derecha, arriba, Pablo Cabra y Paula y Marcos Padilla; abajo en el mismo sentido, Matías Comino, Helena Amado y Camilo Bosso. / Juan Luis Morilla

La pandemia irrumpió (por estas latitudes) hace ya casi un año y Nobody cares (Blue Asteroid Records), el quinto disco de O Sister!, que el grupo acababa de publicar, quedó como atrapado en un extraño limbo mientras el mundo, literalmente, se detenía conmocionado. Responsable en gran medida –tal vez podría decirse enteramente– de la vibrante escena en torno al swing que en la última década ha surgido en Sevilla, el sexteto pudo ofrecer tras el confinamiento, si bien tímidamente, algunos conciertos de presentación de su nuevo y espléndido trabajo, una colección de canciones de regusto acaso más melancólico pero –que nadie se lleve a engaño– preñadas igualmente de la contagiosa vitalidad marca de la casa, y en las que sus integrantes –hablamos hoy con dos de ellos, Paula Padilla y Matías Comino–, cada vez más seguros de sí mismos, se atreven a sacar los pies del tiesto swing para dejarse acariciar el rostro por la brisa caribeña e incluso para firmar el tema más cercano al pop en toda su trayectoria. La oportunidad de sacarse la espinita de ese lanzamiento oscurecido inevitablemente por el curso del mundo les llegará el día 31 en el Teatro de la Maestranza (12:00, entradas de 10 a 25 euros).

–Su debut en ese escenario es, sin duda, un hito para el grupo. Pero no sé si empañado por las circustancias tan adversas...

–[Paula Padilla] Un poco sí, la verdad. Tenemos muchas ganas, pero como las cosas ahora cambian de un día para otro creo que, hasta que llegue ese día, yo no voy a poder dejar de pensar bueno, veremos. Pero claro que es un hito. Al empezar, cuando aún éramos un cuarteto, nos imaginábamos, por soñar a lo grande, tocando en el Maestranza. Que salga bien nos vendría muy bien anímicamente, lo cierto es que en este momento lo necesitamos. [Matías Comino] La ilusión está ahí, y es grande, pero también hay algo de ansiedad, debida por un lado a la incertidumbre que señala Paula y también a la dificultad de organizar algo así. Hemos apostado por presentar el disco en condiciones, contando con todos los músicos que participan en el disco, a lo grande, y la logística en estas circunstancias es muy complicada, con uno de los músicos en Berlín, otro en París, otros en Barcelona, sin saber si podrán venir o no para ensayar. 

–Doce años y casi 500 conciertos después, ¿qué ha cambiado, cómo perciben el grupo?

–[Padilla] Ahora nos sentimos más libres, no pensamos tanto aquí no puede ir esto porque se sale del estilo. Y haber conseguido ese sonido que nos gusta, haberlo interiorizado, es lo que nos ha permitido abrirnos más estilísticamente. Eso, claro, te lo da el llevar 12 años juntos. [Comino] Y es curioso, mucha gente nos dice eso de sonáis como en los años 20, pero muchos elementos de nuestra música no son de aquella epóca, sino de la forma de tocar de ahora, y fruto también de nuestro bagaje, de haber tocado antes otras cosas, rock, reggae... Pero siempre hay algo de fondo que a la gente le transporta a aquella época, a ese color antiguo, sobre todo las armonías vocales, claro.

–Ustedes siempre han tenido un discurso militante en la alegría y ahora mejor que nunca sabemos todos que ese tipo de ejercicio, sin retórica alguna, es de verdad una forma de resistencia...

–[Padilla] A nosotros como grupo nos ha hecho reflexionar mucho lo que está pasando. Es muy difícil que te sientas en forma musicalmente cuando tienes un bolo suelto, otro al cabo de dos meses, y encima sin haber podido vernos mucho entre nosotros. Eso, musicalmente, se acusa. Los primeros conciertos que hemos hecho en pandemia han sido raros, muy raros, ya de entrada la frialdad de la gente separada, con mascarillas, no te llega el feedback que tan importante es para nosotros. Todo cuesta el doble. Y nosotros, claro, tampoco estábamos muy allá anímicamente. Pero a raíz de la situción hemos sido todos de veras conscientes que nuestra responsabilidad, ahora mismo, es llevar a la gente esa energía que necesita. Aunque sea por un momento. 

–En Swing saved my life bromean sobre esa pregunta recurrente de y cómo les dio por el swing... siendo de Sevilla. ¿Les cansa, les divierte...?

–[Padilla] Ya no nos lo preguntan tanto, pero durante un tiempo nos decían siempre lo mismo. No deja de ser una anécdota a partir de la cual, en la canción, quise explicar de algún modo qué tiene el swing que nos ha enganchado tanto, por qué este estilo y no otros que también nos encantan. Tiene algo especial, es un estilo que crea mucha comunidad, y eso no lo he visto en otras músicas. Tanto en los músicos, entre los que hay mucha comunicación porque estás todo el rato con pregunta-respuesta, jugando unos con otros, como socialmente.

Otra imagen del grupo sevillano O Sister! Otra imagen del grupo sevillano O Sister!

Otra imagen del grupo sevillano O Sister! / Juan Luis Morilla

–Hay un bonito homenaje a Fernando Mansilla en el disco, con ese ragtime titulado Alligator Rag. ¿Cómo surgió?

–[Comino] Me interesaba el reto de componer un ragtime con estructura clásica, muy definida, pero a varias voces, algo que yo no había escuchado porque los ragtimes de época eran instrumentales, aunque luego algunos se convirtieran en standards y alguien les pusiera alguna letra. Pero eso es raro. Fue Pablo [Cabra, batería del grupo] quien nos dijo que podía irle bien a la música la historia que narraba Mansilla en la alocución que nos regaló para la gira 10 Crazy Years, en la que nos imaginaba como seis cocodrilos disfrazados de músicos de jazz que bajaban por el Misisipi hasta el Guadalquivir, de Nueva Orleans a Sevilla. El ragtime es una música muy juguetona, de hecho es la que aparece en muchos dibujitos animados antiguos, y nos pareció que era una manera bonita de recordar a Fernando.

–El gran repentista cubano Alexis Díaz-Pimienta, que tanto trabajó en su día con Compay Segunda y ahora con Jorge Drexler, ofrece una sensacional intervención en español en Love Song Number 2. Eso y los aires de calipso lo convierten en uno de los temas más llamativos...

–[Padilla] Cuando lo tocábamos en el local de ensayo ya pensábamos en meter alguna parte en español... Y de repente nos acordamos del Maestro Pimienta, al que habíamos visto en un concierto de Drexler, del que somos fans, y resulta que además vive en Sevilla. Nosotros simplemente le dijimos que el tema era un calipso, yo le mandé la letra, y ya; bueno, pues el tío llegó al estudio, no se metió ni en la pecera, dijo lo voy a hacer aquí, donde estaba Jordi [Gil, productor], detrás de los mandos. Le dijo a Jordi: pónmelo una vez. Y a la segunda ya le dijo dale a grabar. ¡Y lo clavó! Fue impresionante. Pero lo que más nos gustó es que captó la esencia de la canción, le dio justo el rollo que queríamos.

–En Nodoby cares, la canción que da título al disco, hablan de la absurda obsesión por la inmediatez. Esa actitud define mucho también a O Sister! como grupo, o esa impresión da...

–[Padilla] Para mí eso es crucial. Y de hecho ahí coincidimos todos: nos gusta cocinar a fuego lento, por eso se quedó ese título. No nos gusta sacar cosas si no estamos convencidos, disfrutamos del proceso, ver cómo las canciones crecen. [Comino] Un día me crucé con un vecino en el supermercado, fui a saludarlo y me dejó con la palabra en la boca. Volviendo del súper iba pensando que hace 12 años que vivo en mi calle y no conozco a mis vecinos. De ahí surgió la canción. ¿Cómo podemos ser vecinos y no tener contacto, no hablar? No creo que se deba a que la gente sea desagradable, así en general, sino a que vivimos a todo carajo y vamos todos con mil historias en la cabeza, es difícil pararse. Eso, al menos en el grupo, sí lo podemos controlar. ¿Por qué sacar temas como churros? ¿Por qué pasar de hacer un disco porque ya no se lleva y hacer en su lugar un single con su vídeo? ¡Oye, es que a nosotros nos gusta sacar el disco con sus 11 canciones! O cuando nos preguntan cuándo vamos a hacer una canción completa en español: pues a lo mejor hemos intentado hacerlo, pero no nos ha convencido cómo ha quedado y por qué vamos a forzar [Padilla] En el mundo artístico se nota mucha esa presión de tener que estar siempre produciendo. Y que tú no estés sacando discos cada año no quiere decir que no estés trabajando; nosotros llevamos mucho trabajo detrás, de hecho, pero nos gusta ser coherentes y hacer las cosas sólo cuando creemos que de verdad ha llegado el momento.

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