Cultura

Los cofres del tesoro

  • Una nueva tanda de reediciones refresca la importancia de los sellos italianos Black Saint y Soul Note en la difusión del jazz contemporáneo de las últimas décadas del siglo XX.

Desde el comienzo de su difusión como elemento nuclear de la cultura afroamericana, el jazz ha mantenido una estrecha relación con Europa. Músicos y públicos, tanto norteamericanos como continentales, fueron consolidando durante décadas un espacio de creación y comunicación en el que las compañías discográficas europeas jugaron un papel decisivo como difusoras de una música que rompía fronteras geográficas para abrazar un talante definitivamente cosmopolita.

Muchos fueron los sellos que, durante las décadas de los 60, 70 y 80 del pasado siglo, siguieron los pasos de etiquetas pioneras como Swing, creada en Francia en 1937 por el autor y promotor Charles Delauney y que, tras la Segunda Guerra Mundial, renacería como Vogue. No, no busquen ninguna española: el sello alemán ECM (1969) de Manfred Eicher, el danés Steeplechase Records (1972) de Nils Winther, el suizo Hathut (1975) de Werner X. Uehlinger, el italiano Red Records (1976) de Sergio Veschi o el británico Leo (1979) de Leo Feigin fijaron el marco para que tanto curtidos como jóvenes músicos norteamericanos o europeos expandieran sus propuestas sin añorar el soporte de unos sellos norteamericanas que atisbaban su crepúsculo.

En esta relación brillaron con luz propia un par de etiquetas asociadas, creadas en Milán en 1975 (Black Saint) y 1978 (Soul Note) por unos insaciables compradores de discos llamados Giacomo Pellicciotti y Giovanni Bonandrini. Tras su primera referencia -Black Saint de Billy Harper-, ambas no tardaron en quedar agregadas a una filosofía jazzística comprometida con su época. De esta manera, a finales de 1977, nombres de la relevancia y el riesgo de Hamiet Bluiett, Muhal Richard Abrams, Julius Hemphill o George Lewis ya formaban parte de una escudería que evidenciaba el buen ojo de sus propietarios y productores al nutrirse de las fuentes norteamericanas de colectivos como el Black Artists Group de San Luis o la legendaria Association for the Advancement of Creative Musicians de Chicago así como de la neoyorquina loft scene articulada alrededor del Studio Rivbea de Sam Rivers. Sustanciosos filones que agregaron a su nómina a pesos pesados como Oliver Lake, Anthony Braxton, Henry Threadgill o Roscoe Mitchell junto a grupos de la enjundia de World Saxophone Quartet, Air o String Trio of New York.

Su expansión en los años 90 del pasado siglo a través del mercado norteamericano, de la mano del hijo Flavio Bonandrini, agrandó una relación de titulares de la que ya formaban parte William Parker, Dave Douglas, Charles Gayle e incluso jazzmen italianos como Furio di Castri, Enrico Rava o el atrevido Giorgio Gaslini. Antes, en 1988, la ruptura con su principal distribuidor (Polygram) había motivado la ralentización de su producción. Ello no fue óbice para que las más cotizadas plumas de la crítica de aquellos tiempos (Leonard Feather, Nat Hentoff o Stanley Crouch) estamparan sus firmas bajo los textos de las contraportadas de aquellos rutilantes discos.

Tan brillante historia no merece ser postergada y, así, desde 2010, el catálogo Black Saint / Soul Note viene retornando periódicamente en forma de cajas centradas individualmente en la producción discográfica de un artista y distribuidas por CAM Jazz, la marca que compró su fondo de catálogo en 2008. Busquen y disfruten con los cofres dedicados a David Murray, Don Pullen, Paul Bley, Cecil Taylor, Paul Motian, Charlie Haden, George Adams y otros relevantes exponentes a los que ahora viene a sumarse un flamante lote con la etiqueta The Complete Remastered Recordings on Black Saint & Soul Note destinado a recalar en las colecciones más exigentes. Tomen buena nota: el iconoclasta y visionario Sun Ra (cuatro CD); el siempre lúcido saxo soprano de Steve Lacy en formato cuarteto, quinteto, sexteto y octeto (nueve CD que suceden a la que ya estaba en mercado dedicada a solos, dúos y tríos); la soberbia batería de Ed Blackwell (siete títulos) con proyectos propios o compartidos como Old And New Dreams o The American Jazz Quintet; el saxo alto del indagador Jimmy Lyons (cinco CD) en dúos con Andrew Cyrille, trío y quintetos; el veterano baterista Chico Hamilton (cinco discos) en una segunda juventud a la cabeza de Euphoria, trío, quinteto e incluso solo y, finalmente, la cuota italiana a cargo del valioso saxofonista, clarinetista y compositor Gianluigi Trovesi (nueve títulos) de la mano de estimulantes obras del peso de From G. To G. (1992) o Around Small Fairy Tales (1998). Seis protagonistas que convirtieron la etiqueta Black Saint / Soul Note en su casa y que ahora retornan para recordarnos que el sueño de aquella pareja de aficionados italianos terminó deparando al jazz muchos de los episodios más radiantes de su crónica reciente.

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