Antigua | Taracea

Memorias del sonido antiguo

  • Fundado hace apenas dos años por el guitarrista Rainer Seiferth, Taracea se presenta en el sello Alpha con un álbum de improvisaciones en torno a músicas del Renacimiento

Taracea (desde la izquierda, Belén Nieto, Rainer Seiferth y Miguel Rodrigáñez)

Taracea (desde la izquierda, Belén Nieto, Rainer Seiferth y Miguel Rodrigáñez) / Pablo Neustadt

Dice Mario Muñoz en sus estupendas notas a este disco: "El término griego akoé responde a la poética idea de la memoria del sonido, a un itinerario organizado del ruido que lo significa y distingue de la maleza del olvido". Es esa memoria sonora la que, atravesando los siglos, sigue aún golpeándonos con el poder que la belleza tiene para conmovernos y agitarnos. Desde el triunfo de las prácticas historicistas, arraigadas en los valores románticos pero que sólo se expanden tras la Segunda Guerra Mundial, sabemos que hay muchas formas de conectar con las creaciones antiguas: tratando de ponernos en el lugar de sus primeros observadores, por supuesto, pero también, siguiendo el itinerario que esa belleza ha ido dejando en la memoria de los hombres hasta nuestros días. Detrás de la fundación del trío Taracea hace dos años y medio hay algo de esto último, una mirada a la música antigua desde lo moderno.

El guitarrista alemán Rainer Seiferth vive en España desde 2005: "Me metí en la música antigua no hace tanto, ocho o diez años sólo, cuando estudié en El Escorial algo de cuerda pulsada con Ramiro Morales. Y empecé a interesarme cada vez más por esa música. Yo vengo de otros ámbitos, de la guitarra española, del jazz, de la música moderna. Así que para mí eso era entrar en algo nuevo, olerlo y empezar a jugar con ello. Pero no me veo como músico de la música antigua, sino tocando un instrumento antiguo, sobre todo la vihuela, aunque también cada vez más la guitarra barroca. Estoy explorando ese instrumento, ese sonido del instrumento; quiero jugar con la música antigua. También estoy componiendo cosas nuevas para la vihuela, que no hay nada moderno. Me quiero meter también un poquito más a partir de ahora en el Barroco. Y también tengo la idea de hacer cosas con el archilaúd, que me emociona mucho, su sonido es tan maravilloso. Me interesa mucho también el folclore. Tenemos un tema de folclore vasco que estamos trabajando. El grupo se moverá así entre la música antigua y las raíces tradicionales, y en el futuro también algo de composición propia".

"Taracea se moverá así entre la música antigua y las raíces tradicionales, y en el futuro también algo de composición propia"

La relación con uno de los miembros del trío, el contrabajista Miguel Rodrigáñez, venía de antiguo. "Formamos muy buen equipo. Y yo andaba buscando alguien muy versátil, con el oído muy abierto y ganas de experimentar en los vientos. Me recomendaron a Belén, y así es como nos encontramos los tres y resulta que Belén y Miguel ya habían tocado juntos, precisamente en El Escorial hace mucho tiempo." Rodrigáñez recuerda que cuando estudiaba en la Royal Academy de Londres "tenía como segundo instrumento la viola da gamba. Me apasiona la música antigua, aunque no me dedique específicamente a ella. Pero puedo colaborar con el mundo flamenco sin ser flamenco o en el jazz sin ser jazzista. En el anterior Trío que tuve con Rainer [Trío Solano, junto al percusionista Jesús Mañeru], él empezó a usar la vihuela, y se nos abrió un mundo de posibilidades. Todas esas posibilidades son las que exploramos ahora y nos enriquecen a los tres".

Akoé - Taracea Akoé - Taracea

Akoé - Taracea

Formada en las flautas históricas (tanto dulces como traveseras), a Belén Nieto lo que le interesaba del proyecto era "romper un poco las normas, improvisar, buscar nuevos sonidos, mezclarme con músicos de otras procedencias, que es algo que enriquece mucho. Después de veinte años con instrumentos históricos y haciendo música antigua, que me encanta, por supuesto, esto es genial. Ningún camino musical tiene por qué tener límites. Me gusta mucho la mezcla".

Taracea crea su propio camino a partir de las influencias cruzadas de la música antigua, el folk, el jazz y la contemporánea. "Sí, pero creo que la música contemporánea es la rama menos explorada en lo que hacemos. Lo contemporáneo se reduce a ciertos efectos, y es verdad que alguna pieza la llevamos hacia ahí, hacia una improvisación un poco más experimental", matiza Rainer y Belén añade: "Cuando llegué al grupo, pensé en cómo podía aportar algo distinto, algo que pudiera cambiar un poco el sonido. Y se me ocurrió que una de las formas era cogiendo algunos de esos efectos de supuesta música contemporánea, que conocemos bien los profesionales, y llevarlos a la música antigua".

El primer disco del conjunto sale en uno de los sellos más prestigiosos de la música clásica internacional, Alpha, marca además muy volcada en la música antigua, ámbito en el que empezó de forma casi exclusiva su actividad. "A Alpha llegamos por una casualidad muy bonita. Yo estaba buscando el contacto del sello, a ver si les gustaba el material que teníamos, y mi primer contacto fue con la oficina alemana. Me contestó una chica, Veronika, para decirme que ella no estaba encargada de los artistas ni de escuchar material, pero que había escuchado un poco por curiosidad y le encantó, y entonces decidió hacer algo que ella no hacía nunca, mandárselo directamente a la central francesa del sello. Allí lo escucharon, les gustó mucho y decidieron publicarlo".

Para la grabación, el trío se ha ampliado hasta el sexteto. Así explica Rainer sus decisiones al respecto: "Con David Mayoral yo había colaborado ya en Zaruk, el dúo que tengo con la violonchelista Iris Azquinezer. Él participó en nuestro disco Hagadá. Me encantan sus colaboraciones con grupos de música antigua. Por ejemplo, me interesa mucho el trabajo de Rolf Lislevand, y lo que hace David en sus discos es una maravilla. No tenía ninguna duda en que quería trabajar con él. Es un percusionista muy fino. El problema con los percusionistas cuando tienes instrumentos tan frágiles de sonido como los nuestros es que pueden taparte y machacarte. Pero David lo hace todo de una forma muy sutil. Isabel Martín es una chica que canta música mediterránea, hace folk, viene de la escuela de Elíseo Parra. Tiene algo en su timbre que me atrae muchísimo. Y había pensado ya antes hacer algo con ella. Tenía mucha curiosidad por escuchar este tipo de voz en un contexto como el de Juan del Encina, a ver cómo funcionaba. Fue un experimento, porque no es una voz típica para esto. Y creo que funciona muy bien. La música de Juan del Encina tiene un carácter muy popular, y ella le da ese sabor a la tierra. Y en cuanto a Michel Godard escuchándole sabía que iba entrar muy bien en nuestro enfoque, pues tiene el mismo espíritu transgresor entre lo nuevo y lo antiguo. Sabía que le iba a interesar lo que hacemos. Sin conocernos personalmente, le escribí y aceptó".

Un descanso durante la grabación. Un descanso durante la grabación.

Un descanso durante la grabación. / Carlos López de Arenosa

Los arreglos musicales son de Rainer Seiferth, que hace labores de dirección artística en el grupo. "Es un modelo de dirección y propuesta –comenta Miguel–. La libertad es complicada en la música. Él lleva la dirección, pero luego todo eso se ramifica. Poco a poco se van aclarando los espacios en los que cada uno puede aportar lo suyo. Hay mucho margen para que se abran caminos de libertad de expresión musical. La suerte con los arreglos de Rainer es que no son cerrados, sino que dan pie para que cada uno encuentre su sitio, aunque partiendo de una estética y de un concepto unificado. Necesitamos esa dirección, si no, sería muy difícil meternos en un terreno tan complejo y delicado como el de esta música. A medida que pasa el tiempo, vamos cogiendo más confianza y estamos más entrelazados. Belén, que es la más experta de los tres en música antigua, nos contagia y aprendemos mucho con ella".

"La suerte con los arreglos de Rainer es que no son cerrados, sino que dan pie para que cada uno encuentre su sitio, aunque partiendo de una estética y de un concepto unificado"

Y Belén añade: "Es como una libertad estructurada. Rainer llega a los ensayos con ideas claras. Pero es flexible. A mí no me a va decir toca esto con esta flauta. Ese es uno de los aspectos en los que la decisión es mía. Yo escucho sus ideas y sabiendo cómo reaccionan las flautas, aporto las mías, sobre las que ellos opinan por supuesto. No hay una pauta establecida como norma previa. Digamos que hacemos una búsqueda compartida a partir de un concepto común". "Un detalle importante –media Rainer– es que los arreglos que preparo son básicamente unos acordes con un bajo y la melodía sobre la que estemos trabajando. Y el relleno de todo esto viene de cada cual. Lo pulimos un poco. Decidimos qué recursos usar y que no. Y en ese proceso ellos participan de forma decisiva". "Pasa igual con el ritmo –termina Miguel– en el que yo veo también que usamos muchos recursos de eso que se llama músicas del mundo. Lo veíamos con David: esto lo hacemos más en el estilo de Marruecos, esto de esta otra forma... Y probamos cosas diferentes."

Los conceptos de glosa e improvisación se imbrican en los nuevos estilos de interpretación de música antigua, aunque en su caso, como explica Belén, "es casi todo improvisación. Partimos de unos arreglos, nos ponemos de acuerdo sobre los recursos que empleamos, pero glosas escritas no hacemos". Miguel añade: "En realidad, el disco es pura improvisación, yo diría que en un 95% es resultado de tocar en directo todos juntos. Es la versión de esta música de aquellos cuatro días". Y Rainer: "Trabajamos siempre con improvisaciones grupales bastante libres. Lo que pasa es que cuando tocas esto durante mucho tiempo te quedas con ciertas frases que te han gustado. Pero depende mucho de la inspiración del momento. Si ese día estás aventurero te atreves a irte a lugares totalmente diferente. Además los tipos de improvisación son diferentes: hay algunas más estructuradas, en las que partimos de un ciclo de acordes definidos y cada uno tiene claro cuántas vueltas puede dar en su parte solista; pero hay otras muy libres, en las que realmente no sabemos qué va a pasar, sabemos dónde queremos llegar, pero no partimos con una rueda armónica previamente definida, nos lanzamos a improvisar los tres y a ver cómo llegamos".

¿Hay sitio para las propuestas de Taracea en los festivales clásicos de música antigua? "Tenemos a gente trabajando en eso, pero no es fácil. El verano pasado estuvimos en las Noches del Alcázar de Sevilla, pero Miguel Ángel González es un programador muy curioso y le gustan los experimentos. La mayoría de los programadores de los festivales de antigua no son así, y no sé por ejemplo si vamos a tener ocasión de tocar en un Festival como el de Aranjuez. Tengo mis dudas". Miguel parece más optimista: "Creo que los festivales cada vez se abren más. Miro las programaciones y están pasando cosas..."

La incertidumbre actual no invita mucho al optimismo para los próximos meses. "Yo lo que veo –afirma Rainer– son conciertos en aforo reducido de gente con mascarillas separada por tres metros de distancia, no sólo el público, sino nosotros también. No sé cómo se podrá hacer eso rentable. Además la atmósfera será rarísima. La otra alternativa es esperar una vacuna, y eso es mínimo de un año más". Miguel piensa que "hay circuitos ya muy afectados, como los del jazz. Esta mañana he estado hablando con un compañero con el que tenía un concierto en el Café Berlín y no saben si van salir de esta. Y se trata de uno de los clubs de jazz más interesantes de Madrid. Estaba en un momento buenísimo, con una programación internacional, brutal. Y están con el agua al cuello. Han tenido que hacer un ERTE y no están seguros de poder seguir adelante con su proyecto. Va a haber tristemente algún batacazo que otro. Y va a costar años recuperarse. Los spónsors han cortado el grifo. El año que viene lo abrirán poco a poco y para cosas muy concretas".

"Va a haber tristemente algún batacazo que otro. Y va a costar años recuperarse."

La reclusión obligatoria cogió a Rainer en San Lorenzo de El Escorial, a Miguel en Madrid y a Belén en Galicia. Rainer piensa que "va a ser un experimento social muy duro. Va a haber pocas posibilidades de dar conciertos bien pagados en los próximos meses e incluso años. Y esto no afectará sólo a los músicos, sino a toda la gente que trabaja en el sector. Habrá muy poca tarta para muchísima gente. Tampoco se puede subvencionar el sector de una forma masiva durante tanto tiempo. Por eso es importante buscar salidas. Yo, aprovechando mis contactos con Alemania, estoy dando seminarios de guitarra y montando una academia online para estar en contacto con ellos y tener ingresos por ahí. Porque pensar que vamos a volver pronto a los escenarios como antes es una utopía".

Los proyectos nuevos tendrán que esperar. "Primero tendremos que juntarnos. Pero yo acabo de ponerle cuerdas de tripa al contrabajo, porque nos vamos a grabar en casa los arreglos que hagamos para compartirlos y ver cómo van sonando". "Igual estas grabaciones caseras acaban siendo un proyecto de disco", comenta Rainer medio en broma. "Lo que más hecho de menos es la improvisación –termina Belén–. Donde más creaba y más realizada me sentía era en directo, con ellos. Eso es lo que no he conseguido tener cubierto todavía. Estoy dando mis clases online, tocando un poco porque sí. Y estoy deseosa de recibir estas grabaciones caseras de mis colegas. Para mezclar y ver cómo suenan. Porque no tengo ni idea de lo que va a pasar".

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