La colmena

Magdalena Trillo

mtrillo@grupojoly.com

Los jueces del Facebook

El juez del caso Juana Rivas utiliza las redes como barra de bar: de la bazofia feminazi a la basura del Supremo

El caso de Juana Rivas levantó una movilización nacional contra el sistema judicial "patriarcal y machista".

El caso de Juana Rivas levantó una movilización nacional contra el sistema judicial "patriarcal y machista". / A. L. Juárez / Photographerssports

Punto uno: los jueces no son dioses, tampoco infalibles, pero no se les critica. Y no se suele hacer por una cuestión de pragmatismo: tienen todas las de ganar. Si de algo saben es de leyes, de cómo exprimirlas, retorcerlas y darles la vuelta a su favor. Punto dos: como el desconocimiento de las leyes no exime de su cumplimiento, confieso que tengo serias dudas de hasta qué punto la libertad de expresión que me ampara, como periodista y ciudadana, me salvaguarda en esta columna de meterme en un jardín. Solo diré en mi defensa que escribo desde la responsabilidad y desde la más absoluta perplejidad.

Ni siquiera conozco al juez que voy a criticar. Es el magistrado que juzgó a Juana Rivas. Lo recordarán: la madre de Maracena que denunció malos tratos, se escondió con sus hijos y terminó condenada y en prisión hasta que logró un indulto parcial. A su letrado, Carlos Aránguez, le acaba de caer una sanción de 45 días de suspensión por el Colegio de Abogados de Granada por reprochar la "parcialidad" del juez Piñar en una nota de prensa.

En este país, cuestionar la independencia de los jueces ha sido tan tabú como criticar a la Monarquía. Nadie lo ordena y nadie lo incumple. Tan efectivo como la autocensura. Claro que eso ha sido antes de los escándalos del rey emérito y antes de la vergonzosa crisis del CGPJ.

Los dos líos son complejísimos, tienen sus particulares recorridos y en ninguno de ellos creo que podamos hablar de víctimas y verdugos. Pero, en sus respectivas escalas, los dos casos contribuyen a crear un alarmante clima de desconfianza que está minando uno de los pilares de nuestro Estado de Derecho. Porque, a partir de ahora, cada vez resulta más difícil creer que la justicia sea ciega, independiente e imparcial. Que no hay jueces de derechas y de izquierdas.

No les cuento cómo, por aquello de protegermis fuentes, pero no termino de entender cómo el juez Piñar ha escrito en Facebook las barbaridades que me han hecho llegar en un minucioso dossier en el que ataca a la "bazofia feminazi", tilda de "basura" a su colegas del Supremo, arremete contra socialistas y comunistas, ridiculiza a los "vagos" sindicalistas, se despacha contra moros, chinos y negros…

Siendo directora de Granada Hoy, he intentado en más de una ocasión incorporar a algún juez en las columnas de opinión. Siempre ha sido un muro. ¡Cómo iban a escribir quienes se dedicaban a impartir justica! Cierto. Pero eso era antes. Hoy, los jueces del Facebook sí pueden.

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