La colmena

Magdalena Trillo

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¿Qué es de Pepe Torres? Cinco años de la detención

El caso Nazarí tendrá su propio recorrido pero hay otro juicio pendiente que tiene que ver con su propio partido y con Granada Año V: un final abierto con inicio en el albero de Sevilla

Torres Hurtado, a la salida de los juzgados de Caleta.

Torres Hurtado, a la salida de los juzgados de Caleta. / G. H.

El próximo martes 13 de abril se cumplen cinco años de la detención de Pepe Torres. Ese 2016 sí hubo Semana Santa y, solo unos días después de recoger mantillas y capirotes, Sevilla se iba de feria. Allí empieza todo. Torres Hurtado se había desplazado a la capital andaluza con Curro Ledesma y su jefe de gabinete. Respondía a una invitación del alcalde hispalense, el mismo Juan Espadas que ahora planea dar el salto a la Junta y que ya entonces quería crear una especie de lobby vertebrador andaluz.

Pepe Torres no necesitaba en realidad que nadie le abriera las puertas de las exclusivas casetas del Real. Era un valor sólido del PP y manejaba bien las fuerzas vivas de Sevilla desde sus años como delegado del Gobierno, una etapa tranquila de poder orgánico e institucional en la que no sufrió los sobresaltos que están sacudiendo ahora a los socialistas… Aunque nadie como Sandra García para asumir con elegancia los envites de la política (¡dan ganas de huir a la Alhama de almendros en flor con que se ha cambiado la foto del perfil de Twitter!), no nos equivoquemos: los 'celistas', con Rafa Pineda ya a la sombra de nuestro Pedro Fernández, se han hecho fuertes en la Plaza de España y la guerra entre susanistas y sanchistas para liderar el PSOE andaluz apenas se ha desbrozado. Pero esto es otra historia y otro artículo.

Estábamos de fiesta de Sevilla… Viaje a contrarreloj de vuelta a Granada para, solo unas horas más tarde, amanecer convertido en protagonista de un inaudito despliegue policial. La macrocausa del caso Nazarí sigue su curso, con sus desesperantes tiempos que nada tienen que ver con las urgencias de la política, pero tal vez ya nadie nos explique si todo lo que ocurrió aquel miércoles en Granada fue necesario.

Me aseguraba este viernes que "están bien". No ha cambiado de teléfono, al menos pudimos guasapear, pero no son tiempos ni de declaraciones ni de entrevistas. Pepe Torres hablará, aún no lo ha hecho más que en sede judicial, pero cuando se cierre la travesía por el desierto de los tribunales. Aunque del caso Serrallo ya ha salido (casi) indemne, resulta difícil aventurar qué ocurrirá con las causas urbanísticas que desencadenaron su arresto. El detalle sobre el antes y el después, sobre el punto exacto en que se encuentra el proceso, lo explica con precisión Lola Quero en la radiografía que también publicamos hoy del caso Nazarí. No se la pierdan.

La dimensión política de la causa discurre en paralelo; la humana, también. Pepe Torres se quedó esa feria sin vida pública y sin partido. Hay quienes lo habían sentenciado antes del 13 de abril, quienes lo hicieron aquel día y quienes están convencidos de que será condenado (si termina con prisión o se queda con pena de banquillo). También hay quienes cuentan que hacía más de un año que a Rajoy le habían advertido sobre el alcalde de Granada (que la UDEF estaba investigando y que pintaba mal) y quienes no dejan de ver manos negras soterradas por el poder, por el sillón de la Plaza del Carmen, como trasfondo de la macrooperación.

Nunca debió presentarse a las municipales de 2015. Lo he escrito en alguna ocasión y, en estos cinco años, ha sido una de las pocas reflexiones en que han coincidido los suyos y los de enfrente, los que siguen a su lado y los que (inexplicablemente) han desaparecido por el camino. Un año antes de los comicios sufrió un ictus y, al margen de la rapidez y fortaleza con que se recuperó, ni siquiera aquel susto lo hizo desistir: tenía que hacer historia en Granada, por encima de Jara y Díaz Berbel… Para ese mismo PP que fue implacable cuando saltó el caso actuando con una extraña ejemplaridad.

Cinco años después de dejar el despacho de La Mariana, sigue teniendo pendiente rendir cuentas en la justicia pero también que su partido y que Granada lo hagan con él. Había titulado el artículo "¿Qué fue de Pepe Torres?" pero me he dado cuenta ahora del error: es un presente. Sigue ahí y saltará a las portadas cuando avance en la causa y se dicte sentencia, pero también cuando él considere que ha llegado el momento de hablar a tumba abierta. Sin nada que perder, con todo por restaurar.

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