La colmena

Magdalena Trillo

mtrillo@grupojoly.com

Oliver Twist y los impuestos

Reivindicamos viejas políticas de izquierdas y de derechas sin saber ya quiénes son los ricos y quiénes los pobres

Adaptación cinematográfica del clásico de Dickens 'Oliver Twist'.

Adaptación cinematográfica del clásico de Dickens 'Oliver Twist'. / M. G.

Llevo semanas leyendo noticias, análisis e informes para intentar formarme una opinión sobre el lío de los impuestos. ¿Es mejor subirlos o bajarlos? ¿Mejor para quién? Si mañana mismo hubiera elecciones, ¿a quién me interesaría votar?

Iba a escribir que no lo saben ni ellos. Pero no es cierto. Sí hay algunas realidades que ya empezamos a atisbar. La más determinante es que nos enfrentamos a un escenario inédito donde la crisis no tiene que ver con la contracción del PIB sino con una inflación desbocada de precios consecuencia de una guerra inesperada, y con efectos colaterales, provocada por una potencia nuclear. ¿Sigue siendo cierto el axioma liberal de que los impuestos son siempre un obstáculo para el crecimiento económico? ¿Hemos pensado qué significaría, en nuestro día a día, que donde mejor está el dinero es en nuestros bolsillos?

Y es aquí donde aparece Oliver Twist y la "narrativa de los impuestos" sobre la que reflexionaba en prensa hace unos días la profesora Pilar Mera. Podríamos cruzar su crítica al uso partidista de la política tributaria, su preocupación ante el peligroso descrédito que se está instalando sobre las cargas fiscales y la justicia social, con el dilema periodístico con que estamos sintetizando la batalla de los impuestos. ¿Qué plan fiscal es el bueno? ¿El de Liz Truss o el de Pedro Sánchez? ¿Acierta Juanma Moreno siguiendo los pasos de Ayuso? ¿Qué significa que cunda el ejemplo entre barones socialistas como Ximo Puig?

Ninguna de estas preguntas se contesta desde la teoría económica. A medio año de que las Municipales abran otra amplia ventana electoral, estamos ya en el tiempo de los relatos. De forma populista y maniquea. Enfrentando a ricos y pobres. Y ahí está el problema de fondo que tanto cuesta asumir: seguimos reivindicando viejas políticas de izquierdas y derechas sin saber ya quiénes son los ricos y los pobres ni dónde están las clases medias.

La propuesta estrella de Liz Truss era bajar la fiscalidad en 50.000 millones. Ha durado 44 días como premier por decisión los suyos pero animados por los mercados. Ahora han puesto a un multimillonario en Downing Street. Promete. Dicen que el Reino Unido cada vez se parece más a Italia (con mal tiempo y peor comida). Casi se agradece el chiste. Hace demasiado que Charles Dickens enfrentó a los ingleses con la pobreza extrema, la hipocresía y la injusticia social. No hay rostro que aguante dos siglos. Ni siquiera Oliver Twist.

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